El Ministerio de Antigüedades de Egipto y especialistas españoles del CSIC han anunciado el descubrimiento de un sarcófago de madera con una momia intacta de la dinastía XVII (aproximadamente del año 1.600 a.C.) en la zona de Draa Abu al Naga, en la ribera oeste de Luxor.

Según el ministro de Antigüedades de Egipto, Mohammed Ibrahim, “la importancia de este sarcófago reside en la rareza de las inscripciones de la tapa, ornamentada en forma de plumas de ave”. También ha señalado que quedan muchos estudios por hacer en los títulos y puestos del propietario del mismo, aunque hay indicios de que puede tratarse de un funcionario importante de la época.
El descubrimiento fue hecho por un equipo del español Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en colaboración con el Ministerio egipcio de Antigüedades durante las excavaciones regulares en la parte norte de la necrópolis de Tebas, en el patio delantero de la tumba de Yehuti, que fue el supervisor de los tesoros de la reina Hatshepsut.
Por otro lado, el jefe del Departamento de Arqueología del Ministerio egipcio de Antigüedades, Ali Al-Asfar, ha destacado que el sarcófago es de unos dos metros de largo, 50 centímetros de anchura y 42 centímetros de altura. La tapa del sarcófago está decorada con inscripciones de oraciones que se utilizan para ayudar a los difuntos en su viaje al otro mundo.
Según Al-Asfar, los colores que adornan las inscripciones se encuentran a su vez en perfecto estado de conservación.

Descubiertas tres fosas
Por su parte, Abdelhakim Karar, director de la Zona Arqueológica de Luxor, aclaró que los trabajos de excavación se iniciaron el mes pasado y que ya se han hallado tres fosas, dos de ellas saqueadas durante la Edad Antigua. La tercera, en la que se encontró el sarcófago, estaba intacta porque estaba cerrada con piedra caliza.
El director del equipo de investigadores españoles, José Manuel Galán, ha recordado que las excavaciones en esta zona comenzaron hace trece años y ha destacado que el año pasado descubrieron otro sarcófago de madera de un niño de cinco años que también perteneció a la dinastía XVII, además de una gran colección de cerámicas y algunos estatuas de madera envueltas en lino que encontrar a su lado.

El descubrimiento de Neb
El cuerpo de Neb ha sido hallado en una cámara sepulcral excavada en la roca a cuatro metros de profundidad. La entrada fue descubierta perfectamente cerrada con adobes, por lo que ya se intuía que nunca había sido abierta tras depositar el ataúd. Dentro de la pequeña cámara tallada en la roca se ha recuperado un gran ataúd antropomorfo de madera tallado y decorado siguiendo el estilo característico de la dinastía XVII.
“Este estilo de ataúd es muy poco frecuente, pues estuvo en uso sólo durante un breve periodo de tiempo, cuando Egipto no estaba unificado. Así, muy pocos han sido hallados en su lugar original y han sido bien documentados en su contexto arqueológico”, detalla Galán.
Este hallazgo, junto con otros llevados a cabo en ese mismo área, confirman que Dra Abu el-Naga era el lugar donde se hicieron enterrar los miembros de la familia real de la dinastía XVII y sus cortesanos, 1600 a. C. Un periodo poco conocido y, al mismo tiempo, clave para entender el origen del imperio Egipcio, así como la estructura y funcionamiento de la administración en la nueva capital del país, Tebas.

La Dinastía XVII: época de guerras
La dinastía XVII se enmarca dentro del periodo histórico denominado Segundo Periodo Intermedio (entre 1800 y 1550 antes de nuestra era), caracterizado por la hegemonía de gobernantes de origen siro‐palestino asentados en el Delta oriental. Se trata de una época de gran complejidad política, en la que la monarquía no controlaba todo el territorio y el poder efectivo se hallaba en manos de los gobernadores locales.