Sin cifras oficiales (que por cierto son difíciles de precisar) tanto las asociaciones de agencias de viajes de la Península Ibérica como las aerolíneas, la hotelería, los transportes, los comercios y hasta los restaurantes hablan de cientos de millones de Euros perdidos.
Desde un primer momento las agencias de viajes calcularon que al sector turístico español dejarían de ingresar unos 250 millones de euros, mientras que la Asociación Catalana de Agencias de Viajes (ACAV) anunció que las pérdidas de las agencias de viajes y touroperadores se situarán en cifras cercanas a los 350 millones.
El anuncio de Zapatero sobre la privatización de sus dos mayores aeropuertos no cayó bien entre los posibles afectados y aprovechando la particular circunstancia del feriado puente que disfrutarían los españoles desde el 3 hasta el 8 de diciembre (lunes 6 de diciembre se celebraba el Día de la Constitución y el 8 el Día de la Virgen) los controladores de vuelo de Madrid, Palma de Mallorca y Canarias no se presentaron a sus puestos de trabajo en las primeras horas de la mañana de ese viernes alegando enfermedades o haber cubierto sus horas laborales. En realidad nunca hubo una “huelga”, simplemente no había personal que se hiciera cargo de controlar el espacio aéreo. Horas más tarde también se sumaría Barcelona.
Viajeros hacia toda España y Europa que habían contratado hotelería, excursiones y alquilado autos se veían impedidos de hacerlo; visitantes internacionales que debían regresar a sus países de origen se enteraban en los escritorios de los aeropuertos que debían esperar pacientemente a que se solucionara el problema y la única solución que se les daba era anotarlos en un vuelo del día siguiente, o cuando la empresa tuviera asientos, sin dar certeza alguna de si podrían concretarlo.

Mala imagen
Para el ministro de Industria, Comercio y Turismo, Miguel Sebastián, “la marca España saldrá indemne del caos aeroportuario que bloqueó por completo el tráfico aéreo el pasado viernes gracias a que el Gobierno actuó de forma “eficaz y contundente”.
Sin embargo el momento que atraviesa España no es el mejor, y el impacto político para un Gobierno que ya es muy impopular podría ser aún mayor. La Declaración de Alarma anunciada por Zapatero, por primera vez en la democracia española post franquista, y la militarización de las torres de control no son la mejor promoción para ningún país.