Ejecutivos de la industria aérea afirman que hay un riesgo creciente de que los aeropuertos de Brasil no tengan la capacidad para transportar sin sobresaltos a cientos de miles de personas entre las 12 ciudades sede del Mundial.

“Cualquiera que diga que no tendremos problemas está mintiendo”, indicó José Efromovich, presidente ejecutivo de la aerolínea Avianca Brasil. Por ejemplo, cuando el país anfitrión juegue con México en Fortaleza, se estima que unos 100 aviones deberán volar hacia y desde la ciudad el mismo día, sostuvo el ejecutivo. “No ha lugar en el aeropuerto para siquiera la mitad de esos aviones”, agregó.
Se suponía que el torneo serviría como plataforma para mostrar el ingreso de Brasil al escenario mundial como una potencia moderna luego de una década de expansión que estableció una sólida clase media. En cambio, Brasil ha sido criticado por la FIFA, la entidad que rige el fútbol mundial, debido a los retrasos en la preparación de sus estadios. Además, el país tiene problemas para brindar capacidad hotelera suficiente.
La inversión en aeropuertos en Brasil, donde el tráfico se duplicó en los últimos cinco años a pesar de que el año pasado se desaceleró, no ha seguido el ritmo del crecimiento del país. Brasil tiene el tercer mercado mundial de viajes aéreos internos, pero los pasajeros pusieron al país en el puesto 131 en términos de calidad de infraestructura, según un estudio de 2013 del Foro Económico Mundial.

Infraestructura insuficiente
Marcelo Guaranys, presidente de Anac, la agencia que regula el sector aéreo en Brasil, indicó que la expansión en marcha y la modernización de los aeropuertos brindarán la capacidad suficiente para satisfacer la demanda. “Todos los cambios se producen dentro de la capacidad de los aeropuertos, incluido el trabajo de expansión en curso que se prevé que esté listo para el Mundial”, aseveró.
De todos modos, los 600.000 fanáticos del fútbol que se prevé lleguen a Brasil para asistir al evento que se desarrollará del 12 de junio al 13 de julio pondrán al límite la capacidad de aeropuertos y aerolíneas, sostienen ejecutivos de la industria.
Para intentar cumplir con la demanda prevista, las aerolíneas líderes en Brasil —incluidas Tam, Gol y Azul— pidieron y obtuvieron permiso el mes pasado por parte de Anac para sumar casi 2.000 vuelos durante el torneo. Pero Carlos Ebner, director para Brasil de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, indicó que le preocupa que la infraestructura aeroportuaria no dé abasto con la demanda.
Un estudio de 2010 realizado por el Banco Nacional de Desarrollo Económico, BNDES, mostró que la mitad de los 20 mayores aeropuertos de Brasil no podían manejar más vuelos debido al espacio limitado para pasajeros en las terminales y para estacionar aviones. Un programa de inversión de US$2.700 millones que buscaba hacer frente a ese problema antes del Mundial, no ha avanzado ni la mitad, informó en noviembre el operador estatal de aeropuertos, Infraero.
El aeropuerto de Fortaleza, por ejemplo, informó que no podrá completar sus planes de expansión a tiempo y que, en cambio, usará una terminal temporal hecha con carpas.
El aeropuerto en Cuiabá, una ciudad remota en el estado de Mato Grosso, podría ser problemático para los viajeros del Mundial, señaló Carlos Ozores, director de la firma de consultoría ICF, quien asesoró a postulantes en licitaciones recientes de aeropuertos. Construido hace 50 años con una capacidad para 2,5 millones de pasajeros al año, la terminal aérea registró el paso de más de 2,8 millones de pasajeros el año pasado. Se preveía que remodelaciones para aumentar a más del doble la capacidad se terminaran hace un año, y ahora se espera que estén listas un mes antes del Mundial, según Infraero.

El dilema brasileño
Funcionarios brasileños intentaron acelerar el proceso de modernización al privatizar los principales aeropuertos del país en 2012. Pero observadores señalan que la medida se tomó demasiado tarde. Y Brasil no tiene opciones de transporte de respaldo como trenes y servicios de autobús confiables, así que el servicio aéreo es “la única conexión real entre los lugares”, indicó Ozores. En tanto, se prevé que las propias aerolíneas tengan problemas para manejar el aumento en la demanda.
Conforme las dos mayores aerolíneas por volumen de pasajeros, Gol y Tam, competían por participación de mercado en los últimos años, sumaron vuelos a un ritmo más rápido de lo que la demanda podía absorber. Luego de perder cientos de millones de dólares, economizaron al hacer recortes en vuelos y eliminar servicios. Eso llevó a una desaceleración significativa en el tráfico aéreo en el último año, indicó la IATA en un informe de noviembre. En 2012, más de uno de 10 vuelos en Brasil sufrió un retraso de 30 minutos o más, y 7,5% de los vuelos fueron cancelados, según Anac.
La ruta más transitada del país, entre Rio de Janeiro y São Paulo, registró la mayor tasa de cancelaciones, y uno de ocho vuelos programados jamás despegó, informó la agencia. Incluso con un servicio irregular, la industria interna de Brasil tiene algunos de las tarifas de pasajes más altas del mundo. Por el mismo precio que suele pagar un brasileño para volar los 400 kilómetros entre sus dos mayores ciudades, São Paulo y Rio de Janeiro, un pasajero en EE.UU. podría volar los 4.000 kilómetros entre Nueva York y Los Ángeles.

Fuente: laprensa.hn