Bajo alerta, Madrid recibe al Papa
La demostración fue convocada por 140 organizaciones de cristianos de base, ateos y laicos en general para el 17 de agosto y contará con el apoyo del movimiento de los “indignados”, quienes anunciaron que se sumarán a la protesta bajo el lema “menos crucifijos y más trabajo fijo” . También habrá un aporte del importante movimiento feminista que dejó bien clara su posición con el lema: “Sacad los rosarios de nuestros ovarios”.
Los organizadores planeaban un recorrido entre la céntrica calle de Tirso de Molina y la Puerta del Sol, un ámbito convertido en un fortín de los libertarios que se proclaman “indignados”.
La Delegación del gobierno en Madrid justificó la prohibición en que la marcha “imposibilita no sólo un dispositivo policial o de emergencias, sanitario o de protección civil cuando el espacio público va a estar ocupado por más de un millón de personas que llegan a Madrid”.
En realidad, los organizadores habían propuesto tres recorridos, que fueron rechazados, según se informó a los coordinadores de las organizaciones Europa Laica, Redes cristianas (cristianismo de base) y la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores.
El domingo 14 comienza una gigantesca concentración de peregrinos para participar en uno de los grandes acontecimientos organizados por la Iglesia católica. Se trata de la Jornada Mundial de la Juventud, una “fiesta de la fe”, como la describió el cardenal Antonio María Rouco Varela.
Se trata de un acontecimiento en donde se suman a los actos religiosos, una gran cantidad de reuniones culturales de todo tipo, incluida la música popular para los jóvenes.
Benedicto XVI tendrá el principal protagonismo a partir del jueves 18, ya que permanecerá 79 horas en Madrid y presidirá varios actos y la clausura final.
Las relaciones del Santo Padre y de la Iglesia española han sido bastantes conflictivas con el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. El Ejecutivo socialista impulsó en sus hasta ahora siete años de gobierno una serie de relevantes reformas sociales que chocaron abiertamente con el Vaticano y la línea más conservadora que dirige la Iglesia en España, encabezada por el cardenal Rouco Varela.
Al principio se polemizaba sobre el costo de la visita papal y quién debía sufragarla, pero ahora los socialistas y los laicos esperan que Ratzinger aborde en uno de sus ocho discursos ante enormes multitudes una crítica al aborto, el divorcio, la enseñanza laica, las investigaciones con células madres, la reproducción asistida y el matrimonio homosexual con derecho a la adopción, entre otros temas controvertidos.
La Iglesia española, la Conferencia Episcopal, han mantenido constantemente informada a la Santa Sede de este proceso que convirtió a Rodríguez Zapatero en el principal adversario del Vaticano en Europa. Las medidas no solo contaron con una cerrada oposición eclesiástica y de las poderosas organizaciones católicas sino con una movilización extraordinaria de marchas y reuniones de protestas a la que acudieron millones de personas.
La demostración que ahora ha generado el conflicto ha sido bautizado por la prensa afín a la Iglesia como la “marcha antipapa”, una definición que rechazan los organizadores. En una declaración advierten a Benedicto XVI: “Así no queremos que vengas”.
La agrupación Europa Laica ha pactado un lema con organizaciones del cristianismo de base, entidades sindicales, políticas y culturales que reza: “De mis impuestos al Papa cero” No ayuda a disminuir el clima de tensión el anuncio de que 10.000 policías “blindarán” Madrid para garantizar la realización de la Jornada Mundial de la Juventud que calcula en más de un millón la cantidad de peregrinos que están llegando ya a Madrid.
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