El turismo religioso atrae a nivel mundial más de 300 millones de turistas cada año, según estimaciones de la OMT (Organización Mundial del Turismo). El mismo contribuye al aumento de la tolerancia, el respeto y la comprensión mutua a través de la interacción entre comunidades. En este contexto, Brasil suma el 12% de la población católica a nivel mundial, lo que ayuda a explicar la importancia del turismo religioso en el país. El epicentro de este gran movimiento es la Basílica de Nuestra Señora de Aparecida, una de las iglesias católicas más grandes del mundo con capacidad para albergar 35 mil personas.
Su momento de apogeo es el 12 de octubre, día en que se conmemora a Nuestra Señora de la Concepción Aparecida, la advocación mariana patrona de Brasil. Durante esos días visitan el santuario creyentes de todos los rincones del mundo, que acompañan los festejos y manifestaciones de fe del pueblo brasileño. Es tal la devoción que sólo en 2014 este lugar recibió más de 12 millones de visitantes, lo que significa casi el doble de personas que se acercaron a la Torre Eiffel de París en 2013.
Según las proyecciones realizadas por el Ministerio de Turismo de Brasil, para este feriado de 3 días se esperaba que la economía nacional sumara R$ 2,7 mil millones de reales gracias a los más de 2 millones de viajes. En este breve lapso de tiempo el número estimado de visitantes en Aparecida do Norte es de 400 mil personas.

Basílica y Santuario Nacional de Nuestra Señora Aparecida 

La belleza de este monumental edificio radica en su estructura poco convencional: grandes naves de 40 metros de altura que confluyen en el púlpito central, formando en conjunto una cruz de estilo griego. Además, tiene una torre de 109 m de altura y, en total, una superficie cubierta de 71.936 metros cuadrados.

La historia de devoción a Nuestra Señora de la Concepción Aparecida nace cuando en octubre de 1717 tres pescadores encontraron la figura cerámica de la santa en las aguas del río Paraíba do Sul. Uno de ellos la guardó y fue testigo de varios de sus milagros, lo que motivó la construcción de la primera capilla en el Morro dos Coqueiros en 1745. Su figura transitó por varios templos hasta 1955, cuando se iniciaron las obras del Santuario Nacional. 

La fiesta de Nuestra Señora de Aparecida se celebra desde 1980, cuando el Papa Juan Pablo II consagró a la Basílica del Santuario Nacional. También recibió las visitas del Papa Benedicto XVI, que abrió la V Conferencia Episcopal de América Latina y el Caribe en mayo de 2007, y el Papa Francisco, en 2013, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud.



Aparecida do Norte

Además del santuario, algunos puntos religiosos clave para visitar de la ciudad son:

Morro do Cruzeiro, eje de congregación de los peregrinos. Ahí se distribuyen varias esculturas que representan las estaciones del Vía Crucis, y desde su altura se puede observar una vista soñada del Santuario Nacional.

El Puerto Itaguaçu, es el lugar donde se encontró la imagen de Nuestra Señora de Aparecida en 1717. Ahí se pueden tomar paseos en barco por el río y conocer el monumento “Tres Pescadores”, obra del artista Chico Santeiro dedicada a quienes encontraron la imagen.

La Pasarela de la fe, un hito del lugar. Conecta el Santuario Nacional de Aparecida con la Basílica Matriz en un recorrido de 389 metros en forma de “S”. Ésta última cuenta con un estilo barroco con dos torres, campanas y escalones de piedra gastados y marcados por la visita de millones de fieles durante años.