La Unión Europea y Estados Unidos firmaron hoy, tras siete rondas de negociaciones, la segunda fase del acuerdo de cielos abiertos, cuyo objetivo es profundizar en la liberalización del tráfico aéreo entre los dos lados del Atlántico. No obstante, el pacto no suprime de inmediato las restricciones para que las compañías europeas puedan comprar aerolíneas estadounidenses, aunque esta era una de las prioridades de la UE.
El ministro de Fomento, José Blanco, que rubricó el acuerdo en nombre de la presidencia española, afirmó que se trata de un compromiso "equilibrado y con beneficios mutuos".
"En la práctica, el acuerdo facilitará un mayor acercamiento de los ciudadanos americanos y europeos, la apertura de nuevas rutas, con más y mejores ofertas, permitiendo también más crecimiento, más desarrollo económico y más empleo a ambos lados del Atlántico", dijo Blanco durante la ceremonia de firma.
Resaltó además que el pacto supone "un paso adelante en la relación transatlántica", ya que facilitará el acceso a los respectivos mercados y mejorará "oportunidades de inversión, lo que repercutirá también de manera positiva en otros sectores económicos". Asimismo, la firma "dará una señal de apertura y mejora al resto de los países del mundo", ya que los dos mercados suponen el 60% del tráfico aéreo, apuntó el ministro de Fomento.
Por parte de Estados Unidos, el secretario de Transporte, Ray LaHood, anuló a última hora su presencia en la ceremonia de firma por "motivos familiares". Le sustituyó la responsable de aviación de su departamento, Susan Kurland, que dijo que espera que "este acuerdo beneficie a los consumidores, las compañías aéreas, los trabajadores, las comunidades y los aeropuertos a ambos lados del Atlántico".
"Es un gran paso adelante para hacer frente a desafíos medioambientales comunes en materia de aviación, como la gestión del ruido y las emisiones", señaló Kurland, que expresó su satisfacción por el hecho de que la liberalización del tráfico aéreo entre la UE y EEUU se acompañe de "estándares laborales elevados".
El vicepresidente de la Comisión y responsable de Transportes, Siim Kallas, sostuvo que para los pasajeros el acuerdo "consolida el aumento de la competencia sobre el Atlántico que se produjo gracias a la primera fase y facilita los viajes al evitar medidas regulatorias contradictorias".
Para compañías y aeropuertos habrá "nuevas oportunidades comerciales". No obstante, Kallas admitió que "queda trabajo por delante" para aumentar las oportunidades de inversión a ambos lados del Atlántico.