Es la frase más escuchada entre los turistas de la tercera edad, según un estudio de Amadeus. Segmento, que tendrá 700 millones de integrantes para el 2020.

El potencial del Turismo de tercera edad está abriendo nuevas rutas en el horizonte de la industria. Por esto mismo, la compañía Amadeus preparó un informe en el que detalla la manera en qué se debe tratar a este tipo de segmento; al tiempo que explica las ventajas que le ofrece al rubro.
En este sentido, en el informe primeramente se hace énfasis en qué abarca el rango etario (50-75 años), para evitar confusiones o estimaciones erróneas. Entre los principales valores a destacar, están la amplia disponibilidad horaria para realizar trayectos de larga duración, que se ven potenciados con la buena salud económica y la posibilidad de viajar con frecuencia. Asimismo, el informe de Amadeus enfatiza en estos elementos como “claves” para entender las bases del viajero de tercera edad.

Entender su contexto
De acuerdo al trabajo, los pasajeros de este segmento están en el proceso de “vivir la vida”, y desean experimentar emociones y situaciones que les permitan dejar un legado. Estos viajeros quieren compartir su energía y curiosidad por explorar con sus familiares o amigos, y concretar finalmente las ambiciones culturales que pusieron espera (ya fuera por el trabajo, familia, o alguna situación específica), y que en esta etapa están listos para llevar a cabo.
Cabe destacar, que en esta misma línea, el informe desarrolla la importancia de lo cualitativo antes que lo cuantitativo.
Más tiempo disponible, ingresos con mayor disponibilidad de gasto, y la búsqueda de la mejora de la calidad de vida son los tres factores en los que Amadeus enfatiza, apostando a dar ánimos a las compañías para involucrarse de este tipo de pasajero. En efecto, para el 2020, se espera que este mercado alcance alrededor de 700 millones de personas.

Vencer los prejuicios
Dentro de la información recabada, el principal reclamo fue: “No me traten como a un viejo”. Las personas de este rango etario son individuos “jóvenes de corazón”, y no se consideran “viejos” a ellos mismos. Es decir, finalmente sienten que tienen el tiempo, la energía y el dinero para realizar cosas nuevas. 
Los viajes llegan como una experiencia más significativa, con la intención de dejar un legado, por lo que cada hora de sus vacaciones tiene que llenarlos con cultura y emociones, lo que implica evitar proponerles hacer muchas actividades en poco tiempo. 

Más actividades, menos souvenirs
Las artesanías y los artefactos de shopping son un factor clásico en un viaje, el “ir de compras”, para llevarse un recuerdo a la casa, el cual poder compartir y mostrarle a los seres queridos. Sin embargo, el turismo activo de la tercera edad busca enfatizar en dejar mensajes y transmitir mediante la palabra y la experiencia, en lugar de regalos. Una forma sencilla de explicarlo es un almuerzo familiar, donde este viajero comenta a sus hijos y/o nietos las cosas que aprendió en otro país o región, en lugar de las que compró. De hecho, la frase más repetida por los encuestados fue: “Quiero dejar un legado para mi familia”, a la vez de solicitar más actividades relacionadas con el voluntariado, el sentir que se ayuda a alguien más. Y no sólo esto, también lo hallan como una oportunidad para conocerse más a sí mismos, como una chance de encontrar lo que tantos años postergaron, sentirse más conectados con su propio ser, ya sin grandes presiones de por medio.
En la escala de valores, hacer, experimentar y aprender, están muy por encima de gastar.

¿Y la tecnología?
Sin dudas, la tecnología es el factor crítico de discusión entre los profesionales de esta industria, dentro de la cual muchos esgrimen su fundamentalismo por las viejas costumbres; mientras que otros apremian la necesidad de dar vuelta el tablero, siempre en pos de modificar la perspectiva del mercado, al punto del génesis. Aunque es sabida la popularidad de ambas posturas extremistas, hay malas noticias para ambos: hay que buscar un punto de equilibrio.  
Los mayores ven a la tecnología como un medio y no un fin en sí misma. El uso de la ésta para estar “siempre conectados” no representa un atractivo para ellos, pero tampoco dejan de utilizar sus dispositivos electrónicos, ya sea por las facilidades o por la información que puedan adquirir. Aun con el gusto por estos artefactos, aprecian ampliamente los momentos donde prima la interacción humana en las excursiones, y los profesionales del turismo que les ofrezcan un servicio personalizado y les transmitan una sensación de confianza y seguridad, serán los más beneficiados.
Es decir, las ofertas de cualquier tipo son evaluadas mediante Internet, y esa es una constante a nivel mundial, más allá de la edad. Sin embargo, la confianza sigue radicando en aquellos expertos del rubro, que también oficiarán de centro de reclamos, si es que las expectativas no quedaron cubiertas por las experiencias.  Este aspecto tiene mucha importancia en los destinos que para los viajeros son totalmente desconocidos, donde alguien que sepa del lugar vale mucho más que las “reviews” de la Web, que también son valoradas, pero que les parecen menos confiables.

Flexibilidad
Una palabra fundamental para entender este segmento. Según el informe, las necesidades de estos viajeros nada tienen que ver con los intereses generales, y hay que hacer un trabajo detallado para conocerlos. De esta forma, se sabe mejor qué están buscando, a qué pueden acceder, cuánto pueden realizar y, sobre todo, qué es lo que necesitan.
En palabras del trabajo de Amadeus: “Los turistas de la tercera edad no caben en un molde particular, ni tampoco en un perfil o estereotipo. Ellos tienen diferentes preferencias, intereses y situaciones de salud; además, diferentes expectativas. El agente de viajes tiene que mostrar una gran flexibilidad para acomodar el itinerario a las necesidades”. De manera contraria, el viajero no repetirá unas vacaciones con esa compañía. 
Es por esto que los mismos integrantes de este rubro piden a gritos a agentes, guías y operadores que los entiendan, y que no engloben a todos bajo un mismo cartel. En definitiva, aquellos que se preocupen por la individualidad de cada uno, tendrá recompensas en sus ventas.

Autenticidad
La decisión de los viajeros es definitiva: Sumergirse en el destino. Para esto, es primordial tener contacto con habitantes de la locación, y no sólo con otros turistas. Sus expectativas están encalladas en la planificación previa del viaje, donde imaginaron adentrarse en otra cultura nueva, donde puedan aprender lo que tantos años no pudieron hallar.
En este sentido, es posible determinar que es “hora de descubrir” lo que hay en el mundo, y no son cosas, son personas, actividades, situaciones, comidas, y compartir emociones en estos contextos. De acuerdo, al estudio, a esta edad resurge la creatividad, producto de una mayor cantidad de tiempo disponible para ejecutarla. Los destinos dejan de ser sólo experiencias, sino que pasan a otro plano: son fuente de inspiración.

48 cuotas para jubilados
Los titulares de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, y de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), Diego Bossio, acordaron extender los beneficios del “Plan Viaje”, destinado a todos los jubilados y pensionados comprendidos en el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA).
“No hace mucho la presidenta Cristina Kirchner anunció el plan Ahora 12, que posibilitaba que la gente pudiese acceder a electrodomésticos en ese plazo, y nosotros con la ANSES, les decimos a los jubilados que tienen ‘Ahora 48’, porque podrán comprar sus pasajes hasta en 48 cuotas”, anunció Recalde. En el mismo sentido, Bossio explicó que “la ampliación del convenio con Aerolíneas les permitirá ahora a los jubilados poder volar pagando el viaje hasta en 48 cuotas, por todo el país”.
El “Plan Viaje” está destinado a todos los beneficiarios de las prestaciones de jubilación ordinaria, jubilación anticipada, pensión por fallecimiento, pensión por invalidez, retiro por invalidez y demás prestaciones que hayan sido reconocidas por el sistema previsional. Los préstamos otorgados serán por un monto desde mil pesos y hasta un máximo de 20 mil.