Un viaje al siglo XIX
Desde el año 2010 un grupo de vecinos de las localidades Colón y San José, provincia de Entre Ríos, se conformaron como grupo artístico para ser parte integrante de las visitas guiadas teatralizadas que se suceden en el Molino Forclaz, Monumento Histórico Nacional y Patrimonio Arquitectónico e Histórico de la provincia de Entre Ríos, cuya declaración data desde el año 2003.
La casona de dos pisos donde se encuentra el museo inaugurada el año 1880, con sus cimientos de piedra mora, pared de ladrillos de adobe con revoque a la cal, pisos de pinotea y techo de tejas, supo cobijar a la numerosa familia Forclaz, inmigrantes suizos que llegaron a esta zona. Previo a la construcción del Molino conocido con el nombre homónimo y que da origen a este importante atractivo turístico, la familia construyó otro molino a malacate que funcionaba con la tracción de mulas.
El Molino de Viento fue construido entre 1888 y 1890 por Juan Forclaz, y encierra una historia de progreso y frustración, constituyendo un símbolo del esfuerzo y tesón de los primeros colonos que habitaron lo que se denominaba Colonia San José. Destinado a moler granos de trigo y maíz fue construido al estilo holandés, pero para su funcionamiento necesitaba vientos potentes que en la zona escaseaban, y es por ello que nunca llegó a funcionar plenamente. Su dueño tuvo que volver a utilizar el antiguo sistema de molienda a malacate.
Este molino junto a una antigua vivienda, los galpones para depósito de herramientas de labranza, el molino de malacate y el aljibe, conforman un conjunto arquitectónico representativo de lo que eran las chacras de inmigrantes de la Colonia San José.
Las visitas teatralizadas transportan al turista y al visitante al Siglo XIX, permitiendo observar los quehaceres cotidianos de la familia Forclaz en la cocina a leña, amasando el pan, tejiendo y haciendo uso de la rueca, mientras se recorren las diferentes salas de exposición, los depósitos, cuarto de herramientas y dormitorios. En ellas fluyen los sentimientos y el visitante puede convivir con la familia ataviada como en la época. La historia cobra vida en cada representación.
Estas visitas se realizan los fines de semana largos y vacaciones de invierno y verano. Otra de las opciones que se ofrecen son las visitas nocturnas, donde el predio es íntegramente iluminado por candelabros, velas y faroles a querosene, los visitantes son recibidos en un ambiente increíble donde el sentido del audio, la vista y el olfato trasladan a esa época, es una experiencia interactiva y educativa.