La magia de la caja chica
Siendo el cine, el arte que mejor explota la relación entre locación y promoción de un destino -Los Ángeles es un claro ejemplo de ello-, las series de televisión no se quedan atrás y el boom por descubrir los escenarios donde se filman estos programas inciden favorablemente en las economías locales.
O acaso, si existiese ¿quién no se daría una vuelta por Springfield para conocer la casa de Los Simpson, la escuela Primaria, el bar de Moe o la Planta Nuclear?
De hecho, en los últimos tiempos la “caja de madera” logró mediante las ficciones crear un vínculo con el espectador que traspasa la pantalla; a tal punto que muchos de ellos, hasta decidieron conocer los set de filmaciones donde se cocinan estos programas.
Las islas de Hawaii donde “Jack”, “Sawyer” y “Kate” mantuvieron en vilo a millones de fans en la serie “Lost”, hoy se convirtieron en una de las principales atracciones del archipiélago. Por su parte, el bar que Carrie, Samantha, Miranda y Charlotte visitaban en Nueva York, Onieal´s, es una visita obligada para todas las amantes de “Sex and the City”. Lo mismo sucede en Senoia, un pequeño pueblo de Georgia que tras el éxito de la serie “The Walking Dead” se transformó en una nueva atracción turística de los Estados Unidos.
En este sentido, hoy en día es la capital norteamericana, Washington, el destino que está sacando provecho de la estrecha relación entre televisión y un destino, incorporándose al Turismo de series.
Rating en alza
De la mano de las producciones televisivas “House of Cards” (que se emite desde 2013) y “Homeland” (desde 2011), miles de personas están eligiendo la ciudad donde vive Barak Obama para recrear los pasos de sus personajes favoritos.
Si bien por cuestiones económicas y de seguridad muchas escenas están en realidad rodadas en Baltimore (Maryland) y Charlotte (Carolina del Norte), la serie está rompiendo con el imaginario colectivo que presenta a Washington como el destino que sólo tiene para ofrecer la Casa Blanca, el Capitolio, el Despacho Oval, las redacciones y los organismos internacionales. En efecto, “House of Cards” y “Homeland” están mostrando la otra cara de la capital oficial de los Estados Unidos, y ya son varias las operadores que están incluyendo en su cartera de ofertas paquetes turísticos relacionados con las series.
Ahora, los fans aterrizan en este suelo para descubrir los lugares donde el congresista sin escrúpulos Frank Underwood, interpretado por Kevin Spacey, y la brillante investigadora de la CIA Carrie Mathison, interpretada por Claire Danes-personajes favoritos de las series- se lucen. Es por ello, que comer costillas de cerdo con traje como el legislador en el escondido Freddy’s BBQ Joint, correr por el mismo cementerio que la pluscuamperfecta mujer del congresista, revivir la tensión de Carrie en la potente secuencia de la plaza Farragut o sacarse una foto en la puerta del apartamento de la joven en Adams Morgan se han convertido en un verdadero suceso.
Para nada crítico
“Lo que han hecho estas series es convertir a Washington en un personaje secundario de la trama al ir más allá del escenario de la Casa Blanca”, explicó Toni de la Torre, crítico experto en series de televisión. Y agregó: “Washington ha sido escenario de incontables series, pero hasta ahora mostraban una ciudad de interiores con políticos, reporteros y funcionarios que no salían del trabajo o iban al supermercado”.
Por su parte, Pep Prieto, crítico que ejerce de gurú para los adictos a las series en varios medios de comunicación de Estados Unidos, declaró que el problema es que Washington ha sido para los creadores de series más un concepto que una ciudad poblada de seres humanos. “Pero los dos éxitos más recientes de la ficción localizada en Washington comienzan a revertir esta tendencia. Los personajes de House of Cards y Homeland frecuentan bares, pisan la calle y usan pijama como el resto de los mortales, a pesar de tener empleos en el Gobierno, el Congreso, un medio de comunicación o un organismo internacional”, indicó Prieto.
Washington, que siempre había sido un concepto de urbe con el centro de poder, está empezando a revivir como una ciudad vibrante, algo que los washingtonianos llevaban reclamando desde hace mucho pues había muchísima lejanía entre las escenas de ficción y la realidad. Ahora la capital es retratada por fin más allá del Capitolio.
Distinta al imaginario
Para sorpresa de muchos, quienes han pisado Washington coinciden que esta tierra mucho difiere del destino serio, y aburrido que se muestra. Al respecto, la lejanía entre escena y realidad irrita a los washingtonianos dado que este lugar se presenta como un lugar vibrante, plácido e internacional.
En esta línea, y de la mano de una ley que data de 1899 y prohíbe construir edificios de más de doce plantas (altura aproximada del Capitolio), la capital norteamericana sobresale por sus espacios a cielos abiertos, verdes, monumentos, construcciones arquitectónicas de antaño, y calles con mucha luz natural.