El uso de Airbnb pasa a mayores
Lejos de ser una moda pasajera de los jóvenes, los alquileres mediante esta aplicación están aumentando en la categoría senior. Referentes empresariales advierten sobre los riesgos de este servicio.
La plataforma de software dedicada a la oferta de alojamientos a particulares y turísticos, Airbnb, autoproclamada “compañía de hospitalidad online”, anunció que los argentinos mayores de 60 años viajaron un 88 por ciento más entre 2016 y 2017.
“Aunque se trata de un fenómeno global, nuestro país es uno de los grandes impulsores del turismo senior en todo el mundo”, afirman los encargados de comunicaciones de la compañía, y agregaron que “Argentina es el doceavo país con más viajeros de este grupo de edad, tal y como revelan cifras de la plataforma”.
Concretamente, explican, el año pasado se produjeron más de 50 mil llegadas de huéspedes argentinos mayores de 60 a alojamientos anunciados en Airbnb en todo el mundo. A la par, otro de los datos que revelan es que los destinos más elegidos a la hora de viajar, son España, Italia y Portugal. Por otro lado, Buenos Aires resultó ser uno de los destinos preferidos por los turistas senior del resto del mundo y en especial para los españoles, ya que fue la ciudad más elegida para visitar por los ibéricos.
Mucha oferta
Igualmente esta tendencia en crecimiento no se ve sólo del lado de los viajeros, según Airbnb “puede observarse que en el mundo cada vez son más las mujeres mayores que deciden ser anfitrionas de la comunidad y abrir las puertas de sus casas a los usuarios de la plataforma”.
Asimismo, destacan que “en total, la Argentina cuenta con más de 22 mil alojamientos anunciados a través de Airbnb, de los cuales la mitad de ellos están ubicados en la Capital”.
Sin embargo, desde entidades como la Cámara de Turismo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CATBaires), cuyo presidente, Leonardo Baguette, habló con Mensajero, desconfían de los números brindados por la compañía: “La sensación es que las estadísticas que me puedan mostrar son incomprobables. Lo que sí entiendo es que el sistema es una cosa con la que ya convivimos y competimos, y con la que todo el tiempo estamos pensando en cómo hacer que compartan el espacio, pero que paguen los impuestos que corresponden”.
Contra la ilegalidad
Todas las entidades hoteleras están en pie de guerra con este tipo de servicios por la falta de claridad a la hora de tributar. En consonancia con Baguette, Camilo Suárez, presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (AHRCC) recalcó que “la discusión no está en si el público opta por un formato o por otro, sino qué pasa si ese formato está o no dentro de la legalidad, de la formalidad, que paga los impuestos que corresponden, tanto la plataforma como el prestador, el que da su propiedad para ser alquilada de manera temporaria. Esa es la pregunta, el eje de discusión no está en si el cliente opta por uno o por otro, la reglas de sana competencia no están en discusión. Lo que debatimos acá es si jugamos todos con las mismas reglas o es un viva la pepa, una anarquía absoluta, donde cada uno puede hacer lo que se le da la gana”.
Sobre la seguridad
“Nosotros ofrecemos todo un estándar de seguridad al pasajero, me refiero a lo que tiene que ver con matafuegos, evacuación, de saber quién lo está atendiendo, de saber quién es la mucama que le está haciendo la cama”, señala Suárez, mientras que Baguette declama que “yo recibo en mi hotel, por semana, 16 inspecciones por 16 detalles distintos que tienen que estar en regla. Bien. Pero el señor que está operando otra forma de alojamiento, si no recibe las mismas inspecciones y se maneja bajo las mismas reglas lo que está haciendo es otra cosa: está recibiendo la dádiva del Estado que lo deja operar de otra forma que no es como lo hacen los alojamientos legales. Entonces, es un alojamiento ilegal”.
Por otro lado, Suárez plantea otro tipo de falta de seguridad en este tipo de servicios, que implica la vulnerabilidad del anfitrión: “Vamos a hacer un juegos de roles; si yo fuera un narco buscado por INTERPOL, ¿adónde iría? ¿A un hotel registrado y formal o a un departamento que me garantiza el anonimato? Pensemos, en ese caso, en el vecino que da su propiedad con ignorancia y buena fe, que a veces puede estar alojando un delincuente y no lo sabe. Este tipo de servicios, no regulados, vulneran la seguridad, no sólo del pasajero, sino también del vecino de ese departamento”.
Por este motivo, el dirigente pone el ojo en los anfitriones y les hace recomendaciones: “es muy fácil ganar plata sin pagar impuestos, sin tener un compromiso social, ni personal, debidamente registrado y sin cumplir con las normas. Pero tiene que haber un compromiso mínimo, hasta de seguridad hacia tu huésped”.
En esa dirección, el titular de la AHRCC también plantea otro terreno escabroso: “Hace pocos días se conoció el hecho de que una pareja que había alquilado un departamento por una de estas plataformas, tenía cámaras apuntando directamente a la cama. ¿Quién responde ahí? ¿Dónde está Airbnb? Ellos sacaron una declaración, donde les piden a los anfitriones que extremen las medidas de seguridad, pero eso no alcanza, lo sabemos. Tiene que haber una regulación y el Estado no puede hacerse el sordo con esto”, sentencia.
La perspectiva que tiene el titular de CATBaires es similar, ya que asegura que el Estado debe hacerse responsable por esta situación y actuar en consecuencia, pero plantea una salvedad: “Hoy, por suerte, y con la llegada de Gonzalo Robredo (actual presidente del Ente de Turismo de la Ciudad de Buenos Aires), entiende de que va el asunto ya que ha sido hotelero, porque en el proceso anterior me parece que nadie entendía nada, la verdad es que se están tratando de morigerar los daños que esto está produciendo en el sector”, asegura el dirigente.
“La sensación es que las estadísticas que me puedan mostrar son incomprobables” Leonardo Baguette
La metáfora del fútbol
Leonardo Baguette es muy gráfico para definir la manera en la que se siente ante el advenimiento de las plataformas digitales de hospedaje en competencia, para él desleal, con los servicios de hospedaje tradicionales: “Es como si jugáramos al fútbol todos los sábados, pero que, un día, se decida que uno de los equipos puede agarrar la pelota con la mano, y la puede llevar hasta el arco escondida detrás de la espalda para que el plantel opuesto no la pueda ver. A estos sistemas los están dejando jugar con la mano”, concluye su reflexión.