Con la provincia cuyana como norte, son varias las que comienzan a profesionalizar sus planes para potenciar el segmento.

Según un informe de la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR), Mendoza recibe al rededor de unos dos millones de turistas al año, atraídos exclusivamente por el enoturismo. Ya sean argentinos o extranjeros, el recorrido por las 125 bodegas de vino de la provincia deja casi 1.140 millones de pesos anuales. Pero, más allá de Mendoza, son muchas las provincias en donde el desarrollo de rutas de vino propias comienza a tomar forma, aunque todavía estén alejadas de ese número. Desde Salta hasta Río Negro, la cantidad de establecimientos que posee el país suele enfocar su norte en la experiencia mendocina, que colabora con información y capacitaciones.

La experiencia de COVIAR

“Comparando a otros destinos con Mendoza, todavía hay una asimetría grande. Una cosa es tener bodegas abiertas al público, y otra muy distinta es hablar de un producto turístico”, cuenta Rodrigo Lemos, coordinador de la Asociación Ad Hoc de Turismo de COVIAR. “Cuando nos referimos al enoturismo, hay que pensar en un cluster: por ejemplo, Mendoza tiene las bodegas, una gran cantidad de hoteles temáticos y actividades relacionadas como la vinoterapia o las degustaciones. Además, dentro del cluster participan los gobiernos provinciales y municipales, al margen de las asociaciones y las cámaras”, añade, al explicar que destinos emergentes de segunda línea, como Neuquén, Río Negro, San Juan o Córdoba. “Hoy tienen bodegas abiertas al turista, pero no acompañan con mucho más”, dice.

“En el caso de Mendoza, que es un destino ya consolidado dentro del enoturismo, lo importante tiene que ver con un aparato público-privado bien aceitado. Funciona como un engranaje, y fomenta el destino y el producto”, analiza Lemos. “En términos de posicionamiento -y aunque tiene poquitas bodegas-, Salta es la provincia que sigue en el país”. El modelo mendocino, más allá de ser observado con atención puertas adentro, también lo es en el mundo: en octubre del año pasado, la Organización Mundial del Turismo eligió dos destinos del mundo como referentes dentro del enoturismo, La Rioja, en España, y Mendoza. “Los lineamientos tienen que ver con la sustentabilidad, el medio ambiente, y el valor agregado en la cadena de producción”, explica el coordinador.

En el informe, COVIAR explica que el enoturista tiene tres tipos de perfiles diferentes: el especialista, el amateur y el principiante. El primero es aquél que conoce del tema, y viaja especialmente para desarrollar sus conocimientos aún más. El segundo y el tercero, más cercanos al turista clásico, no son grandes conocedores: el amateur viaja para aprender, el principiante lo hace por la experiencia. Y, en base a estos tres perfiles, Mendoza desarrolló sus rutas, con diversos establecimientos que se centran en Luján de Cuyo, Maipú y el Valle de Uco.

Otras provincias en desarrollo

En el sur, Río Negro comenzó a desarrollar su ruta del vino en 2006, con la creación de la Asociación de la Ruta del Vino de Río Negro. Con nueve bodegas, el recorrido traspasa los valles del sector, y comprende ciudades como General Roca y Cipolletti, entre otras. “A lo largo del río están asentadas las bodegas, algunas artesanales y otras más industrializadas. Tenemos distintos varietales y, además, la producción de la sidra a partir de la producción frutícola, nuestra principal actividad económica en los valles”, comenta Arabela Carreras, ministra de Turismo, Cultura y Deporte de la provincia.

Con el Pinot Noir como producto destacado gracias al clima y la tierra de la región, el enoturismo en Río Negro continúa creciendo: “Hoy representa un fuerte atractivo, porque además tenemos diversos reductos gastronómicos que van asociados a la ruta del vino”, explica. “En nuestra agenda de trabajo de este año está la idea de poner en valor este circuito, hay un plan que estamos desarrollando y que tiene que ver con el relevamiento exhaustivo de la potencialidad del mercado con el turismo”, añade la funcionaria acerca de la potencialidad del enoturismo. El plan consistirá, primero, en una evaluación y, luego, en una estrategia con inversión pública y privada. Hoy en día, la provincia tiene más desarrollado el potencial productivo que el turístico.

Pero, lejos de las cifras mendocinas, la provincia aún no posee una medición con respecto al enoturismo: “Como son bodegas pequeñas, nunca se tuvo una visión importante de la estadística, la información es escasa”, dice Matías Piermarini, Coordinador de la Ruta del Vino de Río Negro desde el Ministerio de Turismo de dicha provincia, al explicar que “a diferencia de otras rutas del país, en Río Negro los establecimientos son atendidos por sus dueños”. En promedio, cada una tiene no más de setenta años de antigüedad y, según él, “la misma persona que se encarga del tractor, también está involucrada en la producción y la atención al cliente”. “Nosotros aprendemos mucho de Mendoza, que es el número uno. Ellos siempre nos han abierto las puertas, brindando capacitaciones e invitándonos a congresos de enoturismo”, finaliza.

Con una ruta acotada y bien definida, en la que se atraviesa el proceso completo de la producción -desde el corte del racimo hasta el embotellamiento-, Tucumán centra su actividad en la diferenciación de su producto: “En 100 kilómetros podés visitar nueve bodegas, mientras que en otras provincias, hay que hacer 500 kilómetros para recorrer catorce”, explica Sebastian Giobellina, Presidente del Ente Tucumán Turismo. Con un total de 18 establecimientos (la mitad aún no recibe visitantes), la ruta se ubica en los valles Calchaquíes, ideal por las condiciones climáticas para el cultivo, con una producción de un millón de litros anuales: “Nuestros vinos no compiten en cantidad, sino en calidad. Cinco de nuestras bodegas cuentan con la distinción de “Directrices de calidad turística para bodegas” del MinTur, herramientas que aseguran la calidad del producto”, amplía. De todas formas, la provincia aún no cuenta con un número exacto del derrame económico que se produce, pero una vez más, el norte está puesto en Mendoza: “Es un ejemplo para nosotros”.

Malbec World Day, otro atractivo mendocino

El 17 de abril, Mendoza llevará a cabo actividades por el Malbec World Day, aunque las mismas se extenderán durante todo el mes. Realizado por primera vez en 2011, la idea será “poner en valor todo lo que se da en torno al enoturismo”, según explicó Gabriela Testa, presidente del Ente Mendoza Turismo, durante la presentación a mediados de marzo. Además, la promoción de la cultura de la provincia tendrá lugar también en Buenos Aires, donde se repetirá la Fiesta de la Vendimia, en el Teatro San Martín, en esa fecha. “Es algo muy novedoso, hay un esfuerzo muy grande junto al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para llevarlo a cabo”, contempló Omar De Marchi, intendente de Luján de Cuyo. Uno de los propósitos del Malbec World Day es romper con la estacionalidad que produce la Vendimia en Mendoza, instalando esta nueva fecha en el mercado con actividades, degustaciones y charlas, entre otras.