No hay visitante de Cuba que no quiera conocer el Cabaret Tropicana de La Habana, pero muchos de ellos no pasan por la capital cubana o lo hacen con poco tiempo. Ahora todos aquellos que viajan a Varadero ya no tienen ese problema porque pueden asistir a los entretenidos espectáculos del Cabaret Tropicana Matanzas, ubicado en el camino hacia el balneario, en la margen izquierda del Río Canimar, versión del famoso Tropicana de La Habana. Al igual que su versión original el establecimiento es gestionado por el grupo Gran Caribe.
Con la consigna de «Un paraíso bajo las estrellas», por mas de cinco décadas ha servido de inspiración a presentaciones muy recordadas.
Esta es la tercera versión del Tropicana ya que la segunda se ubica en la oriental ciudad de Santiago de Cuba. A su favor la más reciente versión cuenta con un excelente equipamiento técnico y comodidades para atender a unas 400 personas al aire libre.
Los críticos de espectáculos califican al centro nocturno como una obra maestra en su tipo, respaldada por las soluciones arquitectónicas, técnicas y la belleza del entorno que lo rodea, a lo cual se suma desde su apertura una puesta en escena genuinamente cubana.
Y para esa ocasión se preparó cuidadosamente un espectáculo con más de 100 artistas en escena que lleva por nombre «Las Alturas de Simpson», en alusión a una pieza musical compuesta en 1879 y que se considera como la primera señal formal del danzón en la mayor de Las Antillas, género que nació en Matanzas.
En esa obra también tienen lugar el bolero, mambo, el son y los inigualables ritmos afrocubanos, agrupados con el propósito de brindar una noche para recordar.
Espectáculos de gran calidad, buena música, excelente gastronomía y mujeres hermosas, conforman el menú ideal para disfrutar la noche cubana a cielo abierto. Otros servicios son el snack-bar, la cafetería, locales de venta de habanos, café y recuerdos.
Hay varias posibilidades de servicio de cena de excelente gastronomía durante el show.
En el interior del Tropicana Matanzas resalta el vitral concebido por el artista plástico Ernesto García Peña, el cual con sus dimensiones de 18 por 11 mts, es considerado por muchos como el más grande de América.
La decoración se completa con rejas de hierro fundido de Luciano Rafar, unido a los trabajos del esculto