La salida del ex secretario de transporte, Ricardo Jaime, generó un nuevo capítulo en la larga pelea entre los sindicatos aeronáuticos por obtener mayor poder político dentro de Aerolíneas Argentinas y Austral.
La semana pasada, pilotos y técnicos pujaban por la renuncia de Julio Alak en busca de alcanzar el virtual control total de la compañía, ya que evidentemente el CEO puesto por Julio de Vido buscaba independizarse de los sindicalistas fuertes de la compañía y tomar sus propias decisiones.
El ascenso de Alak dejó el espacio para que los dos gremios más fuertes de la empresa, técnicos y pilotos, pujaran por colocar al sucesor en la presidencia de la compañía y fueron los pilotos de Pérez Tamayo quienes se vieron favorecidos en la decisión al ser designado un hombre cercano a la CGT, y a Hugo Moyano, al frente de la aerolínea.
Los técnicos de Cirielli, alineados con el gastronómico Luis Barrionuevo tendrán que esperar una nueva oportunidad, mientras tanto Pérez Tamayo seguirá siendo quien digite desde las sombras los destinos de Aerolíneas Argentinas y Austral.
Días atrás la administración de la compañía recibió una factura por incumplimiento de contrato por el mantenimiento de uno de los 747-700 que debía realizar en los talleres de Lufthansa en China.
La operación fue abortada cuando todo se hallaba acordado porque a los pilotos les gusta más el operador Israel Aerospace Industries, que es el que realizó el mantenimiento del Tango 01. Para muestra alcanza un botón…
Si la situación continúa de esta manera no habrá dinero que alcance para mantener operativa a la línea de bandera, ni justificativo de la administración K que nos pueda convencer de su efectividad.

Manuel Sierra
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