En un coqueto salón de un hotel porteño un tranquilo desayuno con agentes de viajes se transformó en un acalorado debate. El mencionar los costos del crucero para el sector LGBT fue el detonante para que comenzaran los airados cruces entre los concurrentes. Algunos organizadores se pusieron el proyecto al hombro y explicaron que se trataba de “un servicio exclusivo” pero eso no impidió que los tonos se elevaran, y varias quejas “salieran del closet”. ¿Será que ahora defienden los bolsillos de los clientes, sin que éstos se hayan quejado todavía, o no les da el cuero para subirse al barco y estaban pidiendo descuentos?

Durante un evento que tuvo como protagonista al candidato para Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por el PRO, Horacio Rodríguez Larreta, alguno de los asistentes demostró que estaba más pendiente por tomar como punto a uno de los mozos que seguir los dichos del político. ¿Puede hacer su trabajo hablando más bajo? le espetó el dirigente y provocó una mirada de asombro en el resto de los invitados, los que siguieron atentamente la discusión.

n En una mesa de un coqueto restaurante de Puerto Madero se veían caras serias. Dos amigos y colegas de la industria turística comentaban su disconformidad por cómo se manejan las cosas en ciertos sectores.
Uno de los integrantes fue muy duro en sus conceptos al referirse a la Cámara Argentina de Turismo, a quienes catalogó de “Corporación Argentina de T*@%&!”. Pero no terminó ahí la exacerbación del empresario, que irónicamente preguntó si había un Presidente en la entidad, ¿Qué habrá pasado que se ha creado tal cortocircuito?

Así como en el pasado fuimos testigos del efecto Tequila, el Vodka o el Dragón, en los últimos días nos sentimos atacados por el efecto “Luisana Lopilato”.
Con el furor del cuento de hadas entre la joven actriz y el cantante canadiense, parece que se puso de moda no solo en los eventos del sector turístico, sino también en los cumpleaños de quince, y hasta en encuentros empresariales se escuchan las canciones de Michael Bublé como música ambiente mientras comienzan las reuniones. Lo que se dice “Tendencia oportunista”.


Con el espectacular marco que le brindó a la ciudad de La Plata el recital de U2, muchos bares aprovecharon e hicieron promociones para atraer a la gran afluencia de público que llegaba para ver a la banda irlandesa. Sin embargo, y tal como dejó deslizar en tono de crítica un representante del sector gastronómico, otros decidieron cerrar sus puertas. ¿Las razones? según nuestro interlocutor fue el miedo a los destrozos de sus locales que suelen provocar algunos seguidores de grupos de rock, aunque el público asistente se destacó por su buen comportamiento. Hay empresarios que por más que les caiga el pan del