Lo que dejó la WTTC
Al llegar la inauguración de la WTTC, un importante funcionario del gobierno tuvo un pequeño inconveniente: “No, señor, usted no está en la lista”, le anunciaron en la puerta, cuando quiso ingresar al hotel Hilton.
Tras un par de llamadas, todo quedó solucionado, pero, qué temita si no entraba a tiempo. Imagénense a la rueda de prensa que habían convocado sin el orador en el estrado ¿no?
Un grupo de periodistas, dos idiomas, un enemigo en común… No, no es la presentación de una nueva serie de Netflix, es un conflicto con los gafetes de identificación que, para el personal de seguridad del recinto dió lugar a un malentendido: “No puede pasar, este lugar es sólo para la prensa”, esgrimía el hombre que miraba la tarjetita de ingreso al sector donde se leía “Media” en lugar de “Press”. Alguien le podría haber dicho que eran sinónimos, ¿o no?
Una alta autoridad de un gobierno provincial se tomó el tiempo para recorrer las instalaciones en busca de… empresarios. El tema es que, según él, no se vio a demasiados representantes del sector turístico privado argentino. Y, como si fuera poco, otros se quejaron de que algunos fueron a realizar un mero acto de presencia, abandonando el hotel a los pocos minutos. ¿Un evento de escalas?
Durante uno de los almuerzos que se dieron en los parates entre debates del WTTC, un importante empresario del rubro gastronómico levantó la voz en tono de queja: “¿Ustedes vieron el desmadre de obras que se están haciendo en Puerto Madero? ¡Mi restaurante se está quedando sin clientes!” Teniendo en cuenta esto, ¿qué habrán pensado todos los invitados al Summit, que, justamente, se realizó en ese barrio?
¡Impresentable! esa fue la palabra que todos los presentes utilizaron para hacer mención a la vestimenta de un importante funcionario ligado a una más importante empresa norteamericana que venía a anunciarle al Ministro de Turismo su decisión de apostar más fuertemente al país con una mayor presencia en el mercado local. Mientras todos estaban formalmente vestidos para la ocasión el susodicho se presentó en pantalones tipo safari, una remera de cuello redondo y una enorme cruz de oro que asomaba desde el cuello. ¿El calor reinante en la ciudad lo confundió y creyó que estaba en un safari en África?