14-11-2016
El perfil bajo de los políticos ¿le conviene o no al Turismo? La duda surge después de haber escuchado a Antonio Laje, en el noticiero de América TV del viernes a la mañana, preguntar al resto de sus compañeros de piso si sabían quién era el actual Ministro de Turismo y obtener como respuesta el silencio más absoluto, siendo ellos quienes se supone son periodistas actualizados sobre el acontecer del país. Porque una cosa es clara, no es lo mismo provocar escándalos que expongan el accionar ante los medios masivos que hacer conocer el trabajo que se hace día a día para que, no sólo los actores de la actividad, sino la sociedad en su conjunto, sepan lo que el Turismo contribuye a su bienestar.
Una original protesta se realizó hace unas semanas en un importante hotel de la Patagonia sur. Los huéspedes que ingresaban o salían del establecimiento se encontraron de golpe en el Lobby con un grupo de caballeros de mediana edad que, ataviados con las batas blancas de toalla de sus baños, decidieron hacer un piquete frente a la Recepción por, al parecer, el mal funcionamiento de la calefacción en sus habitaciones.
No queremos imaginarnos cuál habría sido la indumentaria elegida si lo que no funcionaba era el aire acondicionado, ¿no?
Las elecciones de los Estados Unidos han llenado páginas en los diarios, ocupado cientos de horas de radio y TV y miles de sitios web le han dedicado desde serios análisis hasta ridículos comics, y al parecer todos le erraron al cálculo: qué tipo de norteamericano era el elector que iba a tomar su decisión en base a sus preocupaciones y necesidades. En el turismo también se equivocaron bastante, al menos así lo indica la encuesta realizada en la reciente edición de la World Travel Market, en la cual entre más de 2000 directivos de la industria turística sólo el 7% creía que Donald Trump sería mejor para el turismo, frente a un 60% que consideraba a Hillary Clinton como una presidenta más favorable para los intereses del sector turístico.
Un encuestador serio a la derecha por favor!!
Dentro de la fan page de Facebook de un reconocido restaurante histórico se pudieron leer unas cuantas críticas a los cambios que implementó para adecuarse a los tiempos modernos.
“Vinimos a escuchar folklore y por los parlantes del salón sólo se escuchaba cumbia y reggaetón”, contaba una enojada comensal. Por su parte, otro cliente resaltaba la “pérdida de la herencia construida en casi un siglo de historia”.
Según parece, la grieta también llegó a la gastronomía.</div
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