Días atrás llegó a la mesa de redacción una gacetilla cuyo título rezaba: “Expedia distinguió a República Dominicana como el primer destino de sus ventas en el Caribe”.

Según la propia gente de Expedia, el logro se debe a la implementación de programas de promoción turística que le permitieron convertirse en el principal destino de sus ventas en el Caribe y superar durante el año 2013 las 500.000 habitaciones vendidas a través de la Web. (Sic)
Más allá de la exuberancia de la cifra, lo notable es el crecimiento en ventas de la agencia online y, más aun, sus expectativas de evolución de cara al futuro.
Para nosotros, simples mortales tercermundistas, ese incremento nos debería significar un enorme desafío a nuestra capacidad de supervivencia en el mercado turístico, sin embargo todavía es una asignatura pendiente.
No es la primera vez que la agencia virtual estimula las ventas de un destino y lo posiciona en el mercado como lo ha hecho Expedia con Republica Dominicana, de hecho, tiempo atrás, Argentina participó de un programa de esta naturaleza.
El resultado de este tipo de acciones generalmente satisface a las partes. Una, porque la difusión no es gratuita, y la otra, por la visibilidad que obtiene en las redes, que a su vez muchas veces se traduce en mayores ventas del destino, como en este caso.
Sin prisa, pero sin pausa, la gran red virtual se va transformando en el canal comercializador más importante del sector turístico, aunque en Argentina solo la muy cuestionada Despegar.com se ha desarrollado fuertemente y ya hace tiempo que lo hace también en Latinoamérica. ¿El resto? Lejos por ahora.
Es cierto que en nuestro país existen otras excepciones, pero todas se encuentran a una considerable distancia de explotar las mieles de las redes sociales y los sitios B2B y B2C como lo hace la nombrada.
En el mientras tanto, las líneas aéreas, las cadenas hoteleras y las rentadoras de autos, entre otros, van accediendo al público en forma directa con los mismos productos que se pueden ver en las góndolas de los agentes de viajes, pero con precios generalmente más bajos.
Muchas veces hemos planteado que el agente de viajes es insustituible en su función de asesorar al pasajero, pero el escenario que se vive hoy indica, cual fina estadística, que si no intentan un cambio drástico en su forma de conquistar y conservar al pasajero, más temprano que tarde se chocaran con la nueva realidad de quedarse sin negocio.

Por Manuel Sierra
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