Algunas cosas parecen no estar muy claras para las nuevas autoridades gubernamentales en cuanto a la viabilidad de Aerolíneas Argentinas, sobre todo en estos momentos en que se pretende alcanzar el milagro de llegar a un punto de equilibrio en menos tiempo del calculado inicialmente.
El ciudadano común sabe que un país, que se encuentra bastante cerca del abismo, no puede darse el lujo de mantener empresas públicas perdidosas por miles de millones de pesos que repercuten directamente en el erario. También sabe que es comprensible que los funcionarios de la administración Macri utilicen todos los medios a su alcance para bajar el déficit de esas empresas, en este caso léase Aerolíneas Argentinas.
Sin embargo la forma de ver el vaso medio lleno o medio vacío está haciendo que la mirada se nuble y las decisiones sobre Aerolíneas Argentinas pasen a ser un manotazo de ahogado casi sin sentido de la ubicación y el espacio.
Y en este sentido abrir las fronteras de nuestro país para el ingreso de aeronaves de líneas aéreas foráneas como excusa de abrirnos al mundo será un error estratégico con nefastas consecuencias para Aerolíneas Argentinas y las buenas intenciones de Isela Costantini.
Un análisis sencillo desde una óptica imparcial diría que para reducir su pérdida Aerolíneas Argentinas debería reducir gradualmente su personal, evitar gastos por rutas y frecuencias improductivas e incrementar sus ventas, tanto de pasajeros como de carga. 
Si todo esto se lleva a cabo las posibilidades de estabilizar las finanzas de la compañía para alcanzar un relativo equilibrio económico demoraría entre 2 o 3 años. 
Ahora bien, si con la excusa de abrirnos al mundo dejamos que una buena parte de esa venta, que hoy es cautiva de Aerolíneas, se desvíe por líneas aéreas extranjeras, evidentemente no entendemos cómo van a hacer para sanear la economía de la compañía nacional.
La llegada de los vuelos internacionales tan promocionados recientemente no va a traer más turistas a nuestro país, y en el caso de hacerlo la proporción será ínfima en relación a los miles de argentinos que usarán las conexiones en el exterior para viajar al Caribe, México o Estados Unidos. 
Tal vez, solo tal vez, el gran país del Norte sea capaz de exportar turistas con destino final Argentina, pero en ese caso los pasajeros utilizan sus propias líneas aéreas, que llegan a nuestro país en vuelos directos desde distintas ciudades de Estados Unidos.
No saber esto es desconocer cómo funciona el turismo en nuestro país y en el mundo; y nos parece que hoy el Ministro Santos está fundamentando su proyecto en la búsqueda del pasajero perdido, que es quien definitivamente ayudará al proyecto de Pobreza Cero pregonado por el Presidente Macri.