Por Manuel Sierra
@MensajeroEditor

Cuando en 2008 algunas líneas aéreas plantearon cobrarle al agente de viajes un cargo por cada reserva realizada, comenzó una historia que nunca terminó, y que hoy Lufthansa nos presenta como un nuevo capítulo de esta elucubrada trama.

En esta historia los agentes de viajes, y en definitiva también los pasajeros, son solamente partícipes necesarios para que se pueda cumplir con una estrategia consensuada por las líneas aéreas para conseguir una sustancial mejora en sus costos de distribución.

¿Porqué hablamos de una estrategia consensuada por las líneas aéreas? Porque en menos de diez años los transportadores no han cambiado su procedimiento para conseguir una reducción significativa en el fee por segmento cobrado por los GDS.
De esta manera transfieren la responsabilidad de la continuidad del negocio, una vez más, al eslabón más débil de la cadena de comercialización, el agente de viajes.

Si bien la aspiración de las líneas aéreas sería cobrar por todos los servicios brindados, y reservar sus asientos parecería ser uno de ellos, la venta a través de los agentes de viajes continúa siendo su principal fuente de ingresos y su alcance es tan grande que los utilizan como escudo frente a los GDS.

Ninguna línea aérea podría pensar seriamente que ya en el siglo XXI deberíamos retroceder a finales de los 90 para reservar asientos en los sistemas de cada transportadora, porque entonces sería como volver al equivalente de los sistemas Polaris, Panamac, Receiver, etc. etc. etc. -burocratizando y retrasando aún más a los agentes de viajes-, pero sin dudas la amenaza de las aerolíneas a los GDS pasa por ahí.

En el mientras tanto los GDS desarrollan nuevas tecnologías para otras áreas de negocios que permitan que el suyo se mantenga sustentable en el tiempo y no depender sólo del transporte aéreo.

Pensar que los creadores de los GDS fueron las propias líneas aéreas en pos de concentrar y facilitar el trabajo de los agentes de viajes. ¿Tanto habrá cambiado el negocio?