Años atrás, la actividad turística era importante sólo para aquellos que teníamos algo que ver con el sector.
Si se hablaba de turismo, se hablaba de las vacaciones de verano, de las de invierno, Semana Santa y algún que otro feriado largo, y los interlocutores válidos para hacerlo eran sólo los agentes de viajes, algún que otro hotelero y muy allá a lo lejos, las compañías de micros que hacían city tours o alquilaban sus vehículos para viajes cortos o de larga distancia. Nada más.
La fabulosa reactivación del sector a fines de 2002, producto de la devaluación asimétrica que sufrió el país, provocó que el turismo mute a una actividad importante, que nadie sabía muy bien porqué, pero que ayudaba a la economía de aquellas ciudades que se autodenominaban turísticas.
Entre la gente que dejaba de viajar al exterior por la crisis económica que atravesaba el país y la nueva condición de destino barato para el resto del mundo, Argentina comenzó a descubrir las bondades de la actividad.
Si bien durante las gestiones de los presidentes Menem y De la Rúa, los funcionarios en ejercicio de la actividad, Mayorga y Lombardi, estaban muy cerca del mandatario de turno, nunca figuró en los índices del Ministerio de Economía como movilizador de las economías regionales. Muy por el contrario, siempre se señaló al turismo como factor preponderante de la causa de inflación durante sus períodos de altas temporadas.
Así pasó el tiempo y hoy la actividad figura entre los pilares de la economía nacional, y de los efectos de la estacionalidad nadie se acuerda.
Lo que sí vemos es como el turismo comienza a figurar en los discursos de campaña, dándole una importancia que asusta, sobre todo porque muchos de los que hablan están muy lejos de la actividad, y lo que es peor, lo hacen como si supieran.
Está claro que la actividad ha crecido no sólo en volumen de negocios, sino también en presencia en la sección de Economía de los medios masivos, algo nunca visto en la prensa vernácula. Y ha crecido tanto que parodiando a Moria Casan hoy hasta los políticos se cuelgan de las tetas del turismo para h