Días atrás, la consultora internacional Mercer presentaba un informe acerca del ranking del costo de vida en 211 ciudades del mundo para los visitantes extranjeros, esos que dan valor al turismo receptivo en los más grandes centros urbanos del mundo.

Partiendo de un parámetro cero, elaborado a partir del costo de vida en la ciudad de Nueva York, Luanda en Angola se mostraba como la ciudad más cara y Karachi, en Pakistán, la más barata, en el medio, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se revelaba en el puesto 86, habiendo caído 27 puestos en el ranking de las más caras.

Ante los reclamos de algunos funcionarios y empresarios de la ciudad por la crítica situación que atraviesa el sector ante la falta de visitantes foráneos, nos sorprendieron las cifras del Observatorio del Ente de Turismo porteño que muestran que entre enero y junio de este año aumentó la cantidad de turistas internacionales casi un 2% en relación al año anterior, alcanzando a 1.171.929 la cifra de pasajeros arribados.

Si a esta cifra le sumamos los datos aportados por Aeropuertos Argentina 2000, que hablan de un crecimiento en la llegada de turistas extranjeros durante el pasado mes de julio a las aeroestaciones administradas por el mencionado organismo en un 4,9 en relación al mismo mes del año pasado, no nos queda claro si es que faltan o no los turistas, o si el parámetro sobre el cual se mide no está teñido de parcialidad.  

Más aún, el barómetro de la OMT, con fecha de junio del 2014, analiza la llegada de turistas en los  distintos países del mundo y Argentina ha tenido una tasa de crecimiento interanual del 17,2%, comportamiento sólo superado por cuatro gigantes asiáticos: Japón, Taiwan, Vietnam y Corea del Sur y México. Si nos detenemos sólo un poco veremos que en los primeros cuatro casos los vientos de cola llegan apoyados en el gran empuje de sus vecinos más próximos como China, India y Rusia, mientras que para México la corriente turística de los dos grandes países de América del Norte (léase Estados Unidos y Canadá) es la que mayor cantidad de visitantes aporta, más valor tiene la posición de nuestro país, alejado de los principales mercados emisores del mundo, y que sin embargo está en camino de superar cualquier previsión de ingreso de turistas.

En las clases de física vimos que la luz blanca se descompone en los colores del arco iris al pasar por un prisma. Algo parecido pasa con la información y con quien manipule los datos, ya que ésta puede ser blanca o multicolor según del lado del prism