Aunque parezca un hecho ajeno a la vida cotidiana del ciudadano argentino, las elecciones en el gran país del norte el próximo martes podrían generar situaciones que cambiarían muchas cosas, no sólo en nuestra actividad, sino también en nuestras vidas como ciudadanos del mundo. 
Gracias al incremento constante de pasajeros argentinos hacia Estados Unidos desde 2003 a esta parte -más allá de la poca relación de la administración CFK con el presidente Obama- y a las nuevas relaciones encaradas por el presidente Macri, las exigencias para otorgar las visas en la US Embassy se han flexibilizado lo suficiente como para que no sólo el negocio turístico esté en la mira de la Oficina de Comercio norteamericana.
De acuerdo al resultado de las próximas elecciones presidenciales, esta situación podría cambiar radicalmente, ya que la política exterior que proponen Hillary Clinton y Donald Trump son totalmente opuestas.
Durante la presidencia de Bill Clinton, por el partido Demócrata, nuestro país ingresó en el Programa Visa Waiver, estatus que rigió entre 1996 y 2002, eliminando el trámite de solicitud de visa para los argentinos. 
Es de suponer que Hillary podría ver con buenos ojos el regreso de los argentinos al mencionado programa, o al menos que continúe con la actual política, consolidando los avances logrados durante la administración Obama.
Las intenciones de Trump respecto a los extranjeros son bien claras, y lo ha demostrado en infinidad de oportunidades, inclusive proponiendo levantar un muro entre su país y México, ya que son todos ¨violadores, estafadores y traficantes de drogas¨ (SIC).
Desde la administración de Mauricio Macri las preferencias son claramente hacia la que sería la primera presidente mujer de los estadounidenses, y al respecto la canciller Malcorra lo explicó claramente: “La visión de Donald Trump es muy de cerrarse, muy hacia adentro, distinta a la de nuestro Gobierno; nosotros creemos que es muy riesgoso ir a un proceso de cierre, de xenofobia”.
El martes 8 no será un día cualquiera en ningún país de América, la voluntad política de los norteamericanos que se acerquen a las urnas definitivamente van a modificar el mapa político del mundo, y también, muy especialmente, las condiciones de la actividad turística.