La guerra entre Aerolíneas Argentinas y Latam Airlines parece algo de tiempos inmemoriales, o más precisamente caldo de cultivo del gobierno anterior.
La llegada de una nueva administración a la Casa Rosada ha dejado en un plano de igualdad los intereses de las aerolíneas vernáculas, al punto tal que hasta Andes comienza a operar nuevas rutas en breve gracias a la apertura propiciada por el Ministerio de Transporte.
Hoy, lejos de conformar alianzas, tienen puntos de discusión que se repiten con frecuencia en diferentes áreas de las compañías y que las acercan mucho más de lo que sus propios directivos puedan creer. De hecho, las obligan a pelear, por separado, pero con un objetivo en común, por aquellos derechos que hagan mejorar su negocio.
Uno de ellos es, sin dudas, la discusión paritaria con los gremios del sector, donde ambas empresas sufren las consecuencias de los paros sorpresivos y los quites de colaboración de pilotos, auxiliares de vuelo, personal técnico o quien tuviera algún parecer diferente, buscando a través de la presión que significa la suspensión de un vuelo obtener ventajas.
Desde la negativa a comandar nuevas aeronaves, hasta la cantidad de horas de vuelo de una tripulación, todo es cuestionable a la hora de discutir salarios, y escudándose en las carencias de sus agremiados, los dirigentes sindicales arremeten sin medir las consecuencias.
En épocas pretéritas, esta discusión se salvaba políticamente, dado que Aerolíneas Argentinas cerraba sus convenios y Latam no tenía demasiado margen de maniobra. Hoy ambas empresas se enfrentan con el mismo conflicto pero los gremios no responden al gobierno de turno, lo que los lleva a una discusión más dura y por separado.   
La posible llegada al país de nuevos actores en los cielos argentinos es otro objetivo en común que ambas aerolíneas tendrán que sortear, ya que las llevará a una instancia de competencia que en la actualidad prácticamente no existe; porque los pasajeros están repartidos en porciones, y si bien cada empresa quiere un pedazo más grande, la torta es una sola para ambas. 
Y sin embargo ahí está la posibilidad de crecimiento de las que están y de las que quieran venir, porque las condiciones actuales de las bandas tarifarias permiten buscar nuevos segmentos de pasajeros que agranden la torta, y esos pasajeros son aquellos que hoy viajan en micros de larga distancia soportando muchas horas de viaje por prácticamente la misma tarifa que algunos tickets aéreos.
Y allí sí habrá competencia por los pasajeros, y habrá guerras de tarifas y el mercado tenderá a buscar precio, horario, calidad…
Latam el 1 de enero dará el primer paso en todas sus filiales, incluida Argentina, rumbo a un nuevo modelo de low cost; Andes se suma a la discusión con más aviones y nuevas rutas; y Aerolíneas hace un tiempo que explota sus redes sociales con precios súper tentadores, aunque sin dudas migrará a una nueva estrategia de negocios. Diez años después la modernidad de las reglas del resto del mundo comienza a llegar a Argentina.