Ya pasaron 9 meses desde que un volcán chileno comenzara a emitir cenizas volcánicas perjudicando a nuestro país (y especialmente a localidades patagónicas cordilleranas como Villa la Angostura y Bariloche) de maneras poco previsibles.
Es que la erupción del volcán Puyehue Cordón Caulle trajo preocupación inmediata cuando restos de piedras volcánicas caían sobre las localidades argentinas ubicadas directamente bajo la influencia del mismo, y que se prolongó en el tiempo cuando la ceniza se ubicó en el espacio aéreo nacional impidiendo la salida y llegada de vuelos en los principales aeropuertos del país y que en su momento de mayor actividad afectara, inclusive, a Nueva Zelanda y Australia.  
Después fue tiempo de espera. Esperar a que se asentara en tierra para removerla. Esperar a que no haya vientos que la vuelvan a llevar a la atmósfera e impidiera a los aviones cruzarla sin riesgos y también esperar a que los aeropuertos estuvieran libres de la influencia de la ceniza depositada en tierra en sus inmediaciones haciendo imposibles las actividades aéreas en Bariloche, Puerto Madryn y Chapelco (fundamentalmente) durante muchos meses.
Los resultados fueron paralización de las economías locales, poca actividad turística desde entonces, cierre de cabañas y hoteles, despidos de personal en comercios de todo tipo, especialmente gastronómicos y de servicios al turismo. Millones de pesos perdidos, inversiones no recuperadas, desaliento, preocupación.
Para analizar todos los aspectos involucrados en este fenómeno LAN Argentina convocó a una jornada a la cual se invitó al profesor de la Universidad Politécnica de Bucarest (Rumania), Octavian Thor Pleter, especialista en el campo de la investigación en ingeniería aeroespacial, cuyo aporte resultó valioso para retomar las operaciones aéreas en Europa tras la erupción del volcán Eyjafjallajökull de Islandia durante el mes de abril de 2010.
Estuvieron presentes el intendente de Bariloche, Omar Goye, el ministro de Turismo de Río Negro, Ángel Rovira Bosch y directivos de INVAP.

Seguridad sin pánico
El especialista de Rumania presentó las conclusiones del trabajo de investigación en cuestiones de seguridad relacionada con la contaminación atmosférica con partículas volcánicas, que fue desarrollado en 2011 con la colaboración de Eurocontrol, Romatsa (Administración de Servicios de Tránsito Aéreo de Rumania) y un equipo de científicos investigadores de la aeronáutica y la investigación espacial del Centro de Bucarest. El invitado decía “Basado en nuestras investigaciones a lo largo de dos años tenemos nuestra propia experiencia para compartir y como científicos tenemos la necesidad de abordar este problema tan complejo para ayudar a la comunidad de la aviación. Con este estudio esperamos contribuir a la seguridad operacional sin tener que comprometer a las empresas cancelando vuelos cuando realmente no es necesario”, añadió Pleter, quien aclaró que “no es lo mismo ceniza que polvo volcánico, ya que el segundo es como una bruma que no impide poder volar”.
Muy cauto, el profesor remarcó que “la excesiva precaución de las autoridades europeas cuando se produjo la erupción del volcán de Islandia provocó una pérdida de 3.000 millones de dólares”, y dio a entender que una situación parecida se produjo en Argentina luego de la erupción del volcán chileno Puyehue, por lo que instó a diferenciar entre ceniza y polvo para no repetir esas experiencias. “Además de Islandia fueron afectadas Noruega y Escocia, pero luego la reacción se extendió. En este mundo mandan los abogados, y a mí mucho no me quieren”, deslizó en relación a los intereses en juego. El profesor precisó que en Japón, donde hay mucha actividad volcánica, “no ocurrió nada anómalo al no confundirse las cenizas con los aerosoles volcánicos”, al tiempo que explicó que deben distinguirse tres casos. Ellos son: la nube de ceniza (que derivó hasta en destrucción de motores), la contaminación con polvo volcánico (que puede preocupar a los equipos de mantenimiento) y con aerosol de arena, elemento ante el cual es común volar en lugares como en El Cairo.
Además, advirtió que es fundamental “la limpieza diaria con agua de los motores” de los aviones, ya que muchas veces es más peligroso “el polvo que se acumula en el suelo” que la ceniza volcánica que queda suspendida en el aire. También precisó que “la pista debe tener una concentración de polvo lo más cercana al 0 por ciento” y advirtió sobre el peligro que puede provocar un motor viejo.

Plan de acción

Por parte del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), la Dra. Claudia Campetella -meteoróloga y miembro del Dpto. de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Universidad de Buenos Aires- presentó algunas de las acciones que está encarando el SMN y en una charla telefónica con Mensajero explicó que ellas principalmente son “la licitación de globos tipo sonda meteorológica, que son sensores para la medición de material particulado (ceniza volcánica, arena, tierra, etc.) que trabajan hasta los 5000 metros de altura y receptores en tierra de información sobre las mismas. Además está en marcha la compra de sensores móviles de material particulado en superficie -LIDARES- como el que ya se encuentra en operación en el Aeropuerto de Bariloche y fundamentalmente continuar trabajando con la pata académica como la CONAE en cuanto a los métodos de detección de cenizas.
“Se trata de un tema muy difícil de encarar ya que entran en juego muchos escenarios y por eso es que hay que aunar esfuerzos para poder tomar decisiones en base al conocimiento profundo y que se puedan minimizar los perjuicios en las localidades afectadas. Por eso desde el Servicio Meteorológico Nacional proponemos trabajar junto al CONAE, la ANAC y los operadores aeronáuticos. Lamentablemente uno aprende de los desastres naturales y tiene que prepararse para eso”, concluía la Dra. Campetella.

La voz de LAN
Ricardo Caso, Gerente de Seguridad Operacional de LAN Argentina, habló sobre el impacto de las cenizas volcánicas en las operaciones de la compañía y en la actividad aerocomercial en la región, y decía que “hoy conocemos la diferencia que hay entre la nube de ceniza volcánica, que afectaría a las zonas cercanas al volcán y el polvo de cenizas, que tiene una menor densidad y no afecta, ni justifica, haber cancelado tantos vuelos como lo hicimos hasta ahora”, aclaró el gerente durante la jornada realizada en la Universidad Di Tella.

Buenos Aires informa
Los fenómenos causados por las cenizas volcánicas son una preocupación real en todo el mundo y la misma Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) propuso en 1998 crear varios Centros de Avisos de Cenizas Volcánicas en distintos puntos del planeta para mantener informados a los Servicios Meteorológicos sobre la extensión lateral y vertical y el movimiento pronosticado de las cenizas volcánicas en la atmósfera que son emitidas por un volcán en erupción.
Buenos Aires es uno de los nueve centros mundiales junto a Anchorage (Estados Unidos); Darwin (Australia); Londres (Reino Unido); Montreal (Canadá); Tokyo (Japón); Toulouse (Francia); Washington (Estados Unidos) y Wellington (Nueva Zelandia).a partir de los datos de satélite, no se reciban nuevos informes de cenizas volcánicas desde el área y/o no se notifiquen nuevas erupciones del volcán.
El centro VAAC de Buenos Aires, que asegura la vigilancia permanente sobre el continente Sudamericano, tuvo que informar sobre la erupción del volcán Chaitén (Chile) en el 2008 cuya nube de cenizas llegó a afectar inclusive al espacio aéreo europeo.
En los últimos 30 años, más de 90 aeronaves comerciales propulsadas con motores a reacción han sufrido daños como resultado de haber encontrado nubes de cenizas volcánicas en su trayectoria de vuelo.
El aumento de la disponibilidad de información proporcionada por los satélites y la facilidad de poder transformar dicha información en datos útiles para el operador, ha permitido últimamente, disminuir la repetición de sucesos relacionados con el encuentro de cenizas volcánicas en el espacio aéreo de las rutas utilizadas por las aeronaves. <