En Salta muchos de sus habitantes disfrutan por su cuenta del turismo de aventura. Algunos salteños salen a escalar, otros de cabalgata por la Puna o en una caravana de motos por los cerros. Hay quienes vuelan en parapente o en ala delta y quienes dieron la vuelta en kayak a los Valles Calchaquíes. Quienes practican alguna de estas actividades saben que los riesgos existen. Pero para los que viven de estas atracciones turísticas minimizar el riesgo es una obligación y es tarea del Estado controlar a los que prestan ese servicio a los miles de turistas que visitan la provincia.
La semana pasada un accidente de bungee jumping reavivó la polémica. Dos chicos murieron en Moreno, provincia de Buenos Aires, después de tirarse desde una altura considerable al vacío y con los pies atados. ¿Cómo se controla la seguridad de los turistas? ¿Por cuánto están aseguradas las víctimas? Son solo algunos de los interrogantes que surgen alrededor de los que trabajan con el turismo de aventura o alternativo en Salta.
La resolución ministerial 444/09 es la que establece y define las actividades que están contempladas bajo los parámetros de identidad del prestador, cuidado al medio ambiente y seguridad. Sin embargo, las agencias de viajes se pueden regir por la ley nacional 18.829, que les permite comercializar y prestar servicios turísticos. En la provincia hay solo 31 prestadores habilitados para ofrecer: travesías 4x4, rafting o flotada, canotaje, observación de aves, escalada, rappel, tirolesa, cabalgatas y viajes en cuatriciclo, entre otras.
Enrique Gómez Alzaga es el responsable de Cabalgatas Suri Pintado. Para poder operar, según Turismo de la Provincia, tuvo que presentar certificado de antecedentes penales, curso de primeros auxilios, póliza de seguros de responsabilidad civil, seguro de asistencia médica y farmacéutica, seguro de accidentes personales, certificado de calidad de los materiales utilizados y libretas de sanidad de sus caballos, entre otros requisitos.
Una de las exigencias para contar con la habilitación oficial del Ministerio de Turismo de “prestador de turismo activo” es la inscripción obligatoria en un seguro que cubra la asistencia médica y farmacológica de los turistas. De las cerca de 20 aseguradoras que trabajan en la provincia, no son más de cinco las que cubren las actividades del turismo alternativo. Desde una de ellas, tras ser consultada por El Tribuno, informaron que las actividades como parapente, ala delta, rafting o kayak, bungee jumping, cabalgatas, salidas en cuatriciclos y paseos de alta montaña están enmarcadas en la “Categoría 4”, es decir, actividades que conllevan un alto riesgo de accidentes.
El servicio que brindan estas aseguradoras cubre solamente accidentes personales. No se brinda asistencia médica y no se cubren internaciones. Solo se reconocen los gastos médicos del paciente hasta el monto asegurado por el prestador del servicio turístico. “Por $247 anuales, en la Categoría 4, se cubren hasta $1.000 en gastos médicos y $20.000 por invalidez permanente, parcial, total y muerte”, le dijeron a El Tribuno. Se pueden asegurar hasta $30.000 en gastos médicos y $100.000 para accidentes que terminen en la invalidez o muerte.
Los seguros de responsabilidad civil, una condición obligatoria, cubren las eventuales demandas que se les puedan realizar a los prestadores turísticos ante la Justicia. Para quienes prestan servicios de rafting, mountain bike y pesca deportiva se los asegura por $100.000. Para actividades más riesgosas como rapel, tirolesa, cuatriciclos y cabalgatas, el monto asegurado es de hasta $30.000. Pero para escalada, buceo, kayak, canotaje y balsa y la exploración de cavernas, los seguros solo cubren hasta $15.000.
“Todas las actividades tienen sus peligros y riesgos. Es importante que los prestadores y operadores turísticos tengan identificados los riesgos en cada etapa de sus actividades. Una vez identificados los peligros se confeccionan planes de minimización de daños. El año pasado 20 empresas de turismo activo implementaron esta metodología con muy buenos resultados”, dice Alexei Moreau, de la Asociación de Operadores y Prestadores de Turismo Activo (Adopta). Para Moreau, un servicio de cabalgatas puede tener todo un sistema de gestión de calidad, seguridad y medio ambiente implementado. Pero lo más inseguro no está en la actividad sino en los servicios del Estado, por ejemplo, las rutas en malas condiciones y mal señalizadas