La secretaria de Turismo de la provincia de Catamarca, Catalina Krapp, presentó ayer la renuncia indeclinable al cargo que ocupa desde el inicio de la primera gestión del gobernador Eduardo Brizuela del Moral, hace casi siete años, en medio de la polémica que disparó la concesión de la hostería Polo Giménez, ubicada en la cima de El Portezuelo, a una empresa vinculada a uno de sus hijos.
"En razón de la situación que viene ocurriendo desde hace un tiempo, (Krapp) no quiere ser un obstáculo para la gestión del Gobernador; por eso ha decidido renunciar de manera indeclinable", dijo Silva.
Krapp era una de las funcionarias con mayor respaldo del mandatario. Un solo hecho habla a las claras de la relación que los unía: apenas elegido gobernador, en 2003, Brizuela confirmó a dos personas en su gabinete: Krapp, en Turismo, y Genaro Collantes, en Deportes.
La renuncia será aceptada apenas regrese Brizuela de Buenos Aires y habría apuro por nombrar sucesor de manera que comience a trabajar cuanto antes en el cambio de imagen de unas de las áreas más críticas del Gobierno provincial. En este marco, se revisaría lo actuado en el caso de la hostería de Ancasti para determinar si hubo irregularidades.
El ministro político defendió distintas acciones que se encararon, reafirmando que la Provincia realizó inversión con un fin turístico que excedió el presupuesto asignado a la secretaría.
"Creo que se ha hecho muchísimo y seguramente habrá cosas que mejorar, porque para el Gobierno el turismo siempre fue una política de Estado", agregó.
Krapp abandona el cargo luego de una gestión signada por cuestionamientos desde distintos ámbitos, pero fundamentalmente desde el sector privado del turismo, que la acusaba de "equivocar el rumbo" en la política del área, y por el enfrentamiento público que mantenía con los empresarios. Esta pelea, inclusive, era conocida en otros lugares del país y tema de comentario en reuniones del sector.