Son varias y muy conocidas las problemáticas que deben enfrentar los establecimientos hoteleros y gastronómicos en la Ciudad de Buenos Aires de un tiempo a esta parte. Por citar algunos ejemplos: la fuerte carga impositiva que los alcanza, la caída del consumo o la competencia ilegal. Pero desde hace unos meses se les ha sumado una nueva inquietud: el cuadro tarifario de los servicios básicos. Por eso, no sorprende que sea tan grande el caudal de voces que se alzaron en contra. 
En principio, son varios los que cuestionan la falta de comunicación, cuestión que había sido el caballito de batalla de Cambiemos en las elecciones pasadas. La idea, plantearon, no repetir errores del pasado. 
Por otro lado, las tintas se cargan sobre el método, ya que otra de las promesas de campaña fue la implementación de la gradualidad a la hora de “sincerar” las tarifas. “Sabíamos que iban a ser corregidas, lo habían anunciado, pero nunca creímos cuál sería la dimensión. Esa es la verdad”, manifiesta Camilo Suárez, presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés de Buenos Aires (AHRCC). Y completa la idea: “No esperábamos que sea esa la magnitud de los aumentos, y menos que lo hicieran de esta manera, cuando deberían haberlo resuelto de una manera más gradual”. 
Sin embargo, la entidad porteña no se quedó en el dicho, sino que fue al hecho. De acuerdo a los plazos establecidos, a finales de septiembre la Justicia Nacional en lo Contencioso Administrativo debería expedirse sobre la Acción de Amparo Colectivo que presentó, el 8 del corriente mes, la AHRCC. 
El escrito en cuestión es “contra el descomunal y súbito incremento tarifario dispuesto en los servicios públicos de agua potable y desagües cloacales, gas y energía eléctrica, que no respetaron las pautas básicas de gradualidad, razonabilidad y prudencia”. Para el titular de la entidad porteña: “Cada uno tiene argumentos distintos, pero todos unidos por una línea en común, que es el aumento intempestivo, para una actividad, como la nuestra, en la que se vieron incrementados los suministros esenciales y quedamos rehenes de una situación económica adversa”. A la medida, admite Suárez, se llegó porque estos incrementos se han vuelto impagables para la los actores que integran esta actividad. “Sabemos que hubo algunas gestiones por parte de FEHGRA con el ministro de Energía y Minería (y hasta hace poco accionista de Shell), Juan José Aranguren, pero que no llegaron a buen puerto”, manifiesta el dirigente, dejando entrever que fueron pocas las posibilidad de llegar a un punto de acuerdo. 

¿De qué se trata?
En palabras de Suárez: “El amparo es un remedio procesal, urgente y expeditivo ante un acto de avasallamiento del Estado ante los particulares. Entonces, cuando el Estado, en el uso de todo su poder público, la única medida que tenés para restablecer la vigencia de la Constitución es un Amparo”. 
La acción, reconoce, fue aceptada por la totalidad de las Cámaras que integran la Asociación. Pese a lo contundente del reclamo, por parte del Gobierno aún no ha habido ningún tipo de comunicación. “Es un tema en el que no hemos encontrado mucha receptividad por parte de ellos como para modificarlo”, y asegura: “No se abrió ninguna instancia de diálogo para tratar la cuestión, por lo que creo que la determinación es ir por estos incrementos y no negociarlos”.
En lo que respecta a los tiempos, cuenta, son breves (“en teoría”). “En 30 o 60 días debería estar resuelto, si es que no hay algún vericueto que demore los tiempos procesales”. 
Si el juez, llegado el caso, fallara a favor del Estado, hay un plan B. “El derrotero judicial procesal permite que el que pierde pueda apelar: tenemos la Cámara y después la Corte Suprema de Justicia”, menciona Camilo Suárez, pero observa que la Corte ya adelantó algún criterio. “Si bien las expectativas no son las mejores, vamos a seguir insistiendo. Obviamente, nosotros no podemos quedarnos quietos ni callados, debemos expresar la situación que está viviendo la actividad y llevarla a la justicia, para que, en ese ámbito, se determine si las medidas son o no razonables”, argumenta. 

La finalidad
Dividido en cinco segmentos, la Acción de Amparo Colectivo persigue cinco objetivos fundamentales. En primera instancia, pretende que se declare la nulidad de las resoluciones y disposiciones que imponen el incremento del servicio público. 
También busca que dichas nulidades y sus efectos se hagan extensibles a los hoteles, restaurantes, confiterías, bares y cafés de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Otro de los propósitos es que se ordene a las empresas, prestadoras de servicios públicos en cuestión, se abstengan de requerir el cobro de las facturas correspondientes a las tarifas antes impugnadas. Sobre el cierre se sugiere la creación de un nuevo esquema de precios y tarifas para los servicios públicos, con arreglo a la Constitución y a la legislación vigente, realizando el procedimiento previo de publicidad y consulta pública. 
Por último,  mediante la Acción presentada, la entidad subraya: “Que hasta tanto se aprueben los cuadros tarifarios en un todo conforme con los procedimientos de revisión tarifaria integral, realizados en un todo de acuerdo a las leyes que fijan sus marcos regulatorios, así como las normas constitucionales que aseguran los derechos de los usuarios de los servicios, se restablezcan los sistemas tarifarios anteriores a las normas impugnadas”.

¿Cuál es el panorama?
Con años en la actividad, Suárez esboza una visión clara y concisa de la realidad que vive el sector hotelero-gastronómico. “Por una lado, tenemos una caída en el consumo; por otro, el incremento de los costos. 
Y aunque la inflación se está desacelerando, aparentemente, todavía pica, duele”. 
No obstante, argumenta que no es un panorama completamente magro, ya que hay  “medidas que nos proporcionan algún tipo de optimismo de cara al futuro, como la Ley de Pymes, o la propuesta de poner en vigencia la devolución del IVA al turista extranjero, con lo que los hoteles ganarían cierta competitividad”. 

Sensaciones
Debido a las idas y vueltas que han existo con la implementación del cuadro tarifario, en principio se aplicó, luego no, aún no hay cifras concretas de cómo esta realidad impactó en el sector. “Para conocer bien, de manera correcta la incidencia, sería bueno esperar tres o cuatro meses con un cuadro tarifario estable, y así poder realizar una base de estadísticas fiables”
La sensación, acota, es que este esquema funciona como “la cereza de un postre recesivo para la actividad, situación que se viene arrastrando desde 2009”. Y anota: “Particularmente, el último año se pronunció bastante la caída”. 
En materia de análisis, Suarez explica que se achicó la vida de los nuevos emprendimientos en gastronomía, algo similar a lo que ocurre con las nuevas aperturas. “Diría que fueron muy pocas en este último tiempo”, esclarece y reconoce: “En general, no hay inversiones nuevas”. 
Sobre el cierre, el titular de la AHRCC le dice al socio: “La actividad hotelera-gastronómica, no es de bajar los brazo fácilmente, hay seguir aguantando esta situación de la mejor manera posible, porque considero, o anhelo, que en próximo haya una rehabilitación del consumo.


#ValoremosLosAlimentos
La Federación Hotelera Gastronómica de la República Argentina (FEHGRA) se adhirió al Programa Nacional de Reducción de Pérdida y Desperdicio de Alimentos.
Este programa es llevado adelante por la Secretaría de Agregado de Valor del Ministerio de Agroindustria de la Nación. Además, se creó la Red Nacional de Pérdida y Desperdicio de Alimentos en línea con el Plan de Acción Regional promovido por la Oficina de la FAO para América Latina y el Caribe.
El acuerdo de adhesión fue firmado por el ingeniero Néstor Roulet, secretario de Agregado de Valor del Ministerio de Agroindustria de la Nación, y el presidente de FEHGRA, Roberto Brunello.
Un dato alarmante, y que da origen a esta serie de acciones, es que en el mundo se pierden 1300 millones de toneladas de alimentos anualmente, un 30 por ciento de los alimentos producidos. En ese contexto, hay 842 millones de personas que padecen hambre. Además, la pérdida de alimentos produce un impacto ambiental, porque al no ser consumidos, se desechan una serie de recursos que en muchos casos no son renovables. Al respecto, Roberto Brunello explicó: “para alcanzar el éxito de este Programa, iniciativa que apela en primer lugar al sentido común, necesitamos el compromiso de todos los empresarios hoteleros y gastronómicos del país. Debemos ayudar a impulsar este cambio de hábitos, aprovechar al máximo los alimentos, evitar el desperdicio, concientizar a nuestros empleados. Además de colaborar con la seguridad alimentaria y con el cuidado del ambiente, es una oportunidad para agregar valor y ser más competitivos”. Entre los objetivos primordiales del Programa, se encuentra coordinar, proponer e implementar políticas públicas elaboradas y consensuadas por el sector público y privado, sociedades civiles, organismos internacionales, entre otros actores.</d