En diálogo exclusivo con Mensajero, el ministro de Turismo y Cultura de Salta, Federico Posadas, explicó los ejes sobre los que se basa su gestión. La apuesta a la promoción, la relación con el sector privado y el peligro del dengue fueron algunos de los tópicos de esta entrevista.

Luego de un semestre complicado para la actividad, Salta fue uno de las pocas provincias que salió airosa de los vaivenes que sufrió el país. De hecho, esto le valió el reconocimiento del secretario de Turismo de la Nación, Enrique Meyer. Para conocer en detalle la política turística de esta gestión, Mensajero dialogó en exclusiva con el ministro de Turismo y Cultura de Salta, Federico Posadas.

Ya pasaron ocho meses desde su asunción ¿Qué balance hace de su gestión?
Empecé la gestión con crisis financiera internacional, dengue y gripe A. Creo que fue un año de mucha experiencia. La provincia tuvo la decisión estratégica de tomar la iniciativa frente a la crisis y transformarla en oportunidad. Hicimos mucho hincapié en la promoción. A nivel nacional, mientras muchos se replegaron nosotros salimos para adelante. Quizás los manuales recomendaban no gastar tanto dinero en promoción porque quizás no volvía la inversión. Pero a nosotros nos servía y es una manera de seguir posicionando la marca a mediano y largo plazo. No quisimos lanzar promociones que se basaran solamente en precios, sino mostrando producto y calidad. También creo que avanzar con los vuelos transversales, garantizando conectividad aérea en un contexto complicado fue fundamental.
 
Más allá de la promoción interna, también hicieron una fuerte promoción en el exterior...
Así es. Estuvimos con 160 empresarios en Brasil en la Semana Argentina en San Pablo y ahí creo que hubo un punto de inflexión en la relación entre el sector público y el privado, que vio que esto era definitivamente una política de Estado. Además, se generó un vínculo entre los propios empresarios que sirvió para empezar a cambiar un modelo de gestión que quizás se resolvía entre tres o cuatro empresarios turísticos locales. Creo que en ese viaje tomaron conciencia de la fortaleza que tenían y así el sector privado empezó a pedir mayor participación y mayor apertura; algo a lo cual accedimos desde el Ministerio.
Muchos consideraron al último fin de semana largo de agosto como un punto de inflexión y el comienzo de la recuperación de la actividad ¿Cómo lo vivieron ustedes?
No sólo el fin de semana largo, sino todos los fines de semana vienen siendo muy buenos. Hubo una serie de eventos que nos dieron un muy buen nivel de ocupación y creo que esta es la clave de acá a fin de año como para mantener un nivel de demanda aceptable, independientemente de la demanda elástica que se genera a partir del turismo convencional.
 
Representantes de la Cámara de Turismo de Salta nos decían que si bien fue bueno el fin de semana, no condecía con los números que se habían divulgado desde el sector público, sino que había sido inferior. ¿Cómo está la relación con la Cámara de Turismo de Salta?
La relación es buena. Sucede que estamos en proceso de cambio de la dirigencia de la Cámara (N. de la R.: Desde el 6 de septiembre Eduardo Levín reemplaza a Mario Peña al frente de la Cámara), fruto también de este proceso de mayor participación que se está viendo. Entonces algunos viejos actores del turismo estaban acostumbrados a resolver en mesas chicas algunas cuestiones vinculadas a la promoción y a las políticas turísticas en general; y ahora hay un proceso de apertura mucho más fuerte y algunos lo están entendiendo y otros no. Pero creo que es bastante sano lo que está pasando y es un proceso adaptativo en el que no hay conflicto. La relación es muy buena y creo que tiene que seguir los cánones institucionales convencionales.

Además, es sano que exista el conflicto siempre que se sigan los canales de discusión adecuados.
Tal cual. Como toda sociedad democrática no hay que negar el conflicto; los únicos que niegan el conflicto son los autoritarios.
 
Muchos representantes del sector privado aseguran que se necesita una mayor representación política para obtener una mayor cantidad de conquistas –reclaman por ejemplo diferimiento de pagos, postergación de impuestos, entre otras medidas-. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
Si bien tuvimos siete años de viento de cola, el 2009 ha sido muy complicado. Pero creo que hay que escuchar a todos los sectores. Hay algunos que han hecho las cosas correctamente y no les fue bien; hay otros que hicieron las cosas mal y les fue de la misma manera. Es decir, hay que dividir lo microeconómico de lo macro. Sí ha habido una crisis colectiva y habrá que considerar cual es el impacto económico que ha tenido al interior de las empresas. Creo también que vienen tiempos de recuperación económica, hay indicadores más que alentadores y el 2010 seguramente va a ser mejor que el 2009. Pero como toda actividad de riesgo implica que haya ganadores y perdedores. El Gobierno de Salta ha tomado al turismo como una política de Estado pero eso no significa que haya un Estado paternalista que va a salir a garantizar las ganancias en cualquier circunstancia; sino que va a generar las condiciones para que los que hacen las cosas bien ganen; en cuanto a los que no hacen las cosas bien, nosotros no podemos salir a subsidiarlos.
 
¿Le parecen viables esos pedidos del sector privado?
Creo que hay que considerarlos y ver cuándo hay una crisis fruto de una mala política micro y cuándo una crisis dentro de una política macro. Nosotros nos vamos a hacer cargo de todas aquellas crisis que sean fruto de una política macroeconómica que no haya funcionado. Esto es una actividad de riesgo. Uno no sale a pedir las ganancias cuando a la empresa le va bien. Entonces no se pueden privatizar las ganancias y querer ser socialistas en las pérdidas.
 
Ahora no está tan instalada en los medios la gripe A. Pero se asoman los primeros días de calor y vuelve a surgir el tema del dengue. ¿Cómo los encuentra preparados?
Desde el punto de vista sanitario se están llevando adelante todas las políticas necesarias. Las estadísticas dicen que tuvimos mucho menos dengue en 2009 que en 2004, pero eso no apareció en ningún lado y no repercutió en el turismo. Más que un peligro sanitario, en este momento tenemos un peligro de generación de pánico a través de los medios de comunicación. El tema es cómo neutralizar una posible exacerbación de la noticia del dengue y se haga del amarillismo la principal causa de información. Esa es la mayor preocupación que tenemos.