No competir con el turismo desde lo artificial...
Creo que seguimos viviendo experiencias que nos indican que el futuro del Turismo Argentino, no está en las creaciones artificiales, ni en agregados de “timba o copias del primer mundo”, sino que en seguir hurgando y valorando por lo mucho inédito y diferente que tenemos sobre nuestro territorio. Para tener las vivencias de fantasías artificiales que los países del petróleo nos muestran e invitan, nos basta leer simplemente los “Suplementos Dominicales de Turismo”.
A muchos de ellos al haber heredado “tierra arrasada”, no les queda otro camino que seguir sumando con el peso del “oro negro” ofertas para la tentación de cierta franja de viajeros. En nosotros está, con estudios, inteligencia, sentido común y gestión, agregarle a los grandes legados de la naturaleza poco alterada, valoraciones de “puesta en valor” que nos sigan haciendo DIFERENTES.
Los nuevos destinos, vemos que no se olvidaron de que la oferta agua (particularmente mar) significa el 71 % del “planeta mal llamado: tierra. De allí que no resulta raro que en DUBAI han reparado que el “Turismo Náutico Deportivo” ya supera en el mundo los 30 millones de amantes para el disfrute de estas aventuras, y han agregado la mayor inversión concentrada de Dársenas, Islas y puntos de partida de navegación que se conoce.
La Multidiciplina del Turismo, produce por la vía de la inversión y/o el comerciola semilla a partir de la cual se formó la “perla de Dubai”, pero el petróleo apareció, jugando un papel muy importante en la historia de este Emirato. Durante los primeros años de la década de los setenta, los Emiratos Árabes Unidos eran uno de los principales productores del Oriente Próximo y vivieron un período de auge sin precedentes.
Conocedores del riesgo que implica la dependencia de una sola fuente de ingresos, los gobernantes decidieron fomentar las variables alternativas para un desarrollo, especulando con la disponibilidad de divisas confluyentes de gran escala, y la ubicación para lo global del planeta, para lograr redituabilidad en sus infraestructuras y continuando con la política del Jeque Maktum bin Hasher de ofrecer condiciones de negocio favorables a las multinacionales.
El dinero llama al dinero, esto en la recreación y el turismo, visualizado por el creador de los “Disney World”, se repite permanentemente, aunque sea a riesgo de errar.
La economía de Dubai floreció, y una próspera ciudad emergió de las arenas del desierto en menos de cincuenta años. El minúsculo emirato de Dubai tiene un hotel exclusivo de siete estrellas, la primera estación artificial de esquí de Oriente Medio, y en breve, contará con el primer hotel acuático de lujo del mundo y la torre más alta jamás construida. En poco más de una década, este reino, se ha reinventado y superado a sí mismo como centro comercial y turístico de un rico espacio potencial del mundo.
Todos los proyectos e inversiones en infraestructura pueden parecer demasiado ambiciosos para una ciudad de sólo un millón y medio de habitantes, de los que un 80%, son extranjeros.
Los logros económicos del emirato se han realizado con tanta rapidez, gracias a la estrategia de diversificación económica del Gobierno de Dubai, que también ha lanzado importantes inversiones inmobiliarias en el extranjero (Patagonia no está excluida) destinadas a acabar con la dependencia del petróleo, aunque al estar rodeado, el optimismo se expresa para “largo plazo”, el sector inmobiliario y el turismo se han convertido en las principales fuentes de ingresos, para los Jeques, que tratan de reubicar -dividendos- con riesgos, visibles y cercanos.
Decenas de hoteles de lujo, centros comerciales, instalaciones deportivas de primera clase y ferias internacionales han realzado la imagen internacional del emirato, donde la mayoría de multinacionales tienen sus centrales para toda la zona de Oriente Medio, e incluso el subcontinente indio. Burj Dubai (la Torre de Dubai) lleva camino de convertirse en el edificio más alto del mundo, pero entonces compite con otro proyecto urbanístico del emirato,llamado simplemente Al Burj (la Torre), y es que Dubai ha llegado a un punto en que no puede competir, sino consigo misma. Otro de los grandes proyectos del emirato es el parque temático Dubailand, que significó invertir más de mil millones de dólares. Dubailand promete ser “la atracción de turismo y ocio más grande, con más variedad y más entretenimiento del mundo”, según el Gobierno de Dubai, que está tras el proyecto.
Dubai ha traído la nieve a la dunas del Desierto Arábigo con la creación de Ski Dubai, un complejo artificial de pistas de esquí que imita una estación de los Alpes suizos. Aunque ellos también saben que en última instancia se podrá en el futuro, esquiar sin el peligro de la estacionalidad en lugares como el “Continente Antártico. Y saliendo de la nieve, los visitantes que lleguen a Dubai podrán sumergirse en el agua y dormir en medio de los peces, a 20 metros bajo la superficie, en el hotel de lujo Hydropolis, que costará la friolera de 5.500 dólares por noche. A esto se añaden tres islas artificiales de lujo en forma de palmeras donde se están construyendo viviendas, hoteles y centros de ocio con capacidad para alojar a 400.000 personas. Una visita reciente de un Jeque Árabe a Puerto Madryn, Patagonia-Argentina, dio pie a su lamento: “cuándo podremos crear el escenario artificial, para bucear con lobos y ballenas, arrasando en la competencia con el mundo natural...” El Guía, que lo escuchó, aportó su sabia conclusión: “menos mal que en el mundo las cosas de mayor valor, en la naturaleza inédita, no responde a los