Cuando todo parecía ingresar en carriles normales e incluso muchos ya habían enterrado el tema, la situación se volvió a complicar. Las cenizas del volcán chileno Puyehue retornaron al centro de la escena, y el tráfico aéreo se convirtió en un verdadero caos. Para las compañías del sector, cada día que se complica el régimen de vuelos previstos es una cuenta que se agranda.
El gran dolor de las compañías aéreas, lo que mayor rojo les generó, fue el hecho de no poder volar hacia los principales destinos del Sur en medio de la temporada de invierno, y nada menos que durante dos meses. Incluso, a firmas como LAN esto le implicó montar una pequeña estructura en Esquel, hacia adonde no volaba por no considerarla rentable, para no perder a los viajeros que pretendían ir hacia Bariloche, y que debían llegar vía terrestre desde Esquel.
Aerolíneas también adoptó la variante terrestre hacia Bariloche desde Esquel, aunque con la salvedad de que ya operaba ese destino. A ésto se le deben sumar otras cuestiones como la imposibilidad de vender pasajes hacia varios destinos, tener varados una buena cantidad de aviones y mantener una estructura que permaneció inactiva por demasiado tiempo, y que también permanecerá inactiva cada vez que retorne la lluvia de cenizas.
El agujero en este sentido no se produjo sólo por la caída de reservas por parte de los propios argentinos, sino también de los contingentes de turistas brasileños, que mueven, sólo en Bariloche y en situaciones normales, unos u$s 8 millones por temporada de invierno.
La aparición de una nueva lluvia de cenizas durante el fin de semana no sólo engrosó el nivel de pérdidas de las aéreas, sino que también destrozó las previsiones del mercado. Se estimaba que para octubre el tema de los deshechos del volcán Puyehue pasarían a la historia, y que la operatoria de vuelos sería totalmente normal. Pero ahora todo cambió y seguiremos monitoreando la situación durante los próximos días para ver cómo avanza”, sostuvieron desde una empresa aérea a El Cronista.

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