La semana pasada, el gobernador Juan Schiaretti presentó la nueva bandera de la provincia de Córdoba, cuyo rasgo más sobresaliente es la presencia en el centro del diseño del llamado sol jesuita. Un astro de 32 brazos dorados que resalta de modo preponderante la presencia que la orden religiosa ha tenido a lo largo de la historia de Córdoba.
Fue justamente gracias a esa presencia que esta provincia obtuvo la declaración de Patrimonio de la Humanidad, por parte de la Unesco, para la Manzana Jesuítica ubicada en el corazón histórico de la Capital. Por ese motivo, Córdoba celebra el Día del Patrimonio Histórico Cordobés cada 29 de noviembre, día en que la manzana y las estancias serranas se incorporaron al listado de los bienes internacionales de elite.
El reconocimiento en la bandera y las últimas celebraciones oficiales por el número de turistas que ingresaron a la provincia para recorrer las estancias y la Manzana Jesuítica, gracias a la declaración de la Unesco, enfrentan hoy una instancia inesperada. Pese a que la actual administración provincial afirma ser la que más gastó en la preservación del patrimonio histórico en el último medio siglo, no son pocos los especialistas que observan que esos dineros llegan acompañados con decisiones que pueden poner en peligro la declaración de Patrimonio de la Humanidad que las autoridades siguen celebrando.
Una nota urgente. El pasado 2 de diciembre, el presidente de la Comisión Nacional de Museos y Monumentos y Lugares Históricos, Juan Martín Repetto, envió una nota al gobernador Schiaretti con un encabezado que no dejaba lugar a dudas: “Urgente”. Allí le señaló la preocupación del organismo por el megaemprendimiento que el Gobierno quiere levantar en la manzana del Banco de Córdoba y, de manera directa, advirtió al gobernador sobre las consecuencias que puede sufrir la Provincia si persiste con el proyecto.
La nota dice que “el proyecto afectaría gravemente valores patrimoniales del área urbana en cuestión” y agrega que “ante nuevas versiones recientemente puestas en conocimiento de esta Comisión Nacional, el plenario extraordinario reunido en sesión especial del 27 de noviembre de 2010 ha resuelto dirigirle la presente nota solicitando su superior intervención a efectos de que sea remitido a la brevedad el proyecto en cuestión, para su conocimiento en esta Comisión Nacional y su reenvío urgente a la Conaplu”.
La Conaplu es la Comisión Nacional Argentina de Cooperación con la Unesco y su mención en la nota elevada al gobernador es leída como una fuerte advertencia sobre lo que puede ocurrir con la declaración de Patrimonio de la Humanidad para el legado jesuítico cordobés.
Lo que no menciona la nota es la irritación que existe en la Comisión Nacional de Museos con Schiaretti, debido a que el gobernador participó de una reunión del organismo el pasado 11 de noviembre, en la que se habló el tema de la búsqueda de los restos del brigadier Juan Bautista Bustos, el fetiche necrológico favorito de los últimos mandatarios provinciales.
En ese encuentro, un miembro de la comisión le preguntó a Schiaretti sobre los rumores acerca de un supuesto proyecto para construir en la manzana del Banco de Córdoba. Un participante en la reunión dijo a este diario que el gobernador respondió que no conocía mucho del tema. “Pero menos de dos semanas después–recordó–, el Gobierno de Córdoba lanzó el proyecto para construir un shopping , dos rascacielos y un edificio de oficinas en la manzana del Banco, todo a sólo 100 metros de la Catedral y a 200 de la Manzana Jesuítica”.
Otro de los miembros de la Comisión que participó en aquel encuentro, el arquitecto Carlos Moreno, dijo a La Voz del Interior que no tiene “ninguna duda de que ese proyecto en la manzana del Banco conspira contra la declaración de Patrimonio de la Humanidad. Ésa es la llamada zona de amortiguación, para proteger el centro histórico de Córdoba, y si se construye será una pérdida de valor enorme para el centro de la ciudad”.
Moreno también recordó: “El gobernador de Córdoba vino a la Comisión y delante de nosotros desechó el proyecto, pero a los pocos días éste fue lanzado”.
Moreno, quien en todo momento aclaró que su opinión es a título personal, dijo que si se construye el shopping y el edificio más alto de la ciudad en la manzana del Banco, “se va a comprometer la declaración de la Unesco. Ya hubo ciudades de otros países a las que les han quitado la declaratoria. Córdoba va a deteriorar el conjunto histórico si concreta ese emprendimiento. ¡Costó tanto poner en valor el centro histórico y las estancias! Son la gran referencia que se tiene de Córdoba. No sé qué dirá la Conaplu, pero esto va a debilitar a Córdoba”.
No a los “lugares muertos”. Desde el Gobierno, tienen una opinión diferente. El titular de la Agencia Córdoba Turismo, Gustavo Santos, dijo que no ve “ningún motivo para que suceda algo así. La manzana del Banco no está dentro de lo que es Patrimonio de la Humanidad y no veo qué impacto tendría sobre eso”.
Si bien admitió que debería ver mejor la cuestión técnica del problema, Santos rescató que “hoy existe una corriente que plantea que lo mejor es buscar la habitabilidad de los centros históricos. Deben tener funcionalidad, estar habitados y no ser lugares muertos que los termina ocupando la marginalidad y la delincuencia, como ha ocurrido en otras ciudades donde la gente termina huyendo de los centros. Lo mejor es que tengan gente. Este proyecto va a revitalizar la zona”.
Si bien el megaemprendimiento depende de futuras variaciones en las ordenanzas municipales que, por ejemplo, le permitan avanzar subterráneamente para construir tres niveles de cocheras, es su vinculación con la Manzana Jesuítica y el resto del casco histórico lo que más objeciones despierta entre los especialistas en patrimonio histórico.
Al reclamo, públicamente desconocido hasta estos días, que la Comisión Nacional le hizo al gobierno de Schiaretti, se sumó hace dos días otra fuerte declaración del comité de la Red Conjunto Jesuítico de Córdoba Patrimonio de la Humanidad. Este organismo, integrado por directores de museos y estancias jesuíticos, y por el delegado en Córdoba de la Comisión Nacional de Museos, Luis Córsico, puso el grito en el cielo y resaltó todo lo que el Gobierno provincial ha hecho mal en relación con el emprendimiento del Banco de Córdoba.
El comité local recalcó que semejante proyecto genera conflicto alrededor del estatus de sitio de Patrimonio de la Humanidad para la Manzana Jesuítica y además tiene que ser aprobado por el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, ya que significaría una modificación del área de amortiguación (área buffer ) que circunda al sitio protegido. Este dato fundamental no fue incluido por el Gobierno cuando llamó a concurso de ideas para la manzana del Banco, lo que permitió que se eligiera ganadora una propuesta que incluye dos torres de unos 130 metros de altura.
Tejas rotas. Otro punto de fricción entre el Gobierno cordobés y la Comisión Nacional de Museos y Monumentos y Lugares Históricos es la reciente decisión de demoler la actual Casa de Gobierno para reemplazarla por un espacio verde, el Parque de las Tejas, que además permitirá extender la avenida Chacabuco hasta la Ciudad Universitaria.
En la misma nota enviada a Schiaretti, la Comisión Nacional aprovechó para hacer referencia a las “versiones de que la extensión de la avenida Chacabuco afectaría la Casa de Gobierno en el barrio de Nueva Córdoba, y en virtud de los valores históricos y patrimoniales del inmueble le hacemos presente la preocupación de esta Comisión Nacional”.
Sólo cuatro días después de presentar el proyecto de la manzana del Banco de Córdoba, el Gobierno lanzó su iniciativa para demoler el edificio de la Casa de Gobierno, que por algunos es considerado un valioso ejemplar de la arquitectura neocolonial californiana.
Otro miembro de la Comisión, el arquitecto Jorge Caramés, señaló a este diario que “si bien la Casa de Gobierno cordobesa no tiene declaratoria de monumento histórico, existe un decreto nacional por el cual todos los edificios públicos que tienen más de 50 años de uso gozan de una suerte de protección”. La administración provincial, apurada por mostrar obras antes del fin del mandato del gobernador, planea enviar las topadoras en los próximos días.El juego con el fuego jesuita que, según los críticos, está haciendo el Gobierno provincial, incluye un último capítulo que deterioró las relaciones entre la administración Schiaretti y las autoridades de la orden jesuítica. El malhumor acumulado en la misma Manzana Jesuítica por los largos años que lleva esperando su arreglo una sala ubicada sobre la sacristía de la Capilla Doméstica, sobre calle Caseros, determinó que esta semana el gobernador firmara un subsidio por más de 200 mil pesos para enfriar los ánimos. El sol de la orden jesuita estuvo en su punto más frío casi al mismo tiempo que el Gobierno inauguraba la nueva bandera de la “cordobesidad”.