A un año del inicio de nuestra gestión en el Ministerio de Turismo de la Nación, seguimos avanzando en la consolidación del aporte del sector a la economía nacional, especialmente a partir de su capacidad para generar puestos de trabajo genuinos y sustentables en cada rincón del país, dinamizando las economías regionales a partir del turismo.
Con ese objetivo, rediseñamos las estrategias destinadas a impulsar el turismo receptivo, con acciones que apuntan directamente a diversificar los mercados focalizándonos en los mercados de mayor gasto y por ende de mayor impacto positivo en las comunidades locales, y a vigorizar el turismo interno, con campañas que hagan posible que cada vez más argentinos viajen por el país.
También reemplazamos la promoción estandarizada en el exterior, que se limitaba a un circuito tradicional de grandes ferias, por un plan de marketing segmentado que atiende la demanda potencial de cada mercado. Se trata de prestar atención a una tendencia mundial que da cuenta de que los turistas van en busca de experiencias que se aparten de ofertas trilladas.
A la vez, medidas pendientes desde hace años, como el reintegro del IVA por alojamiento a los visitantes extranjeros y la facilitación de las visas para el ingreso al país, fueron sumando competitividad en el turismo receptivo y nos permitieron reposicionarnos a nivel regional. 
En cuanto al turismo interno, el desafío es doble y simultáneo, porque la decisión de que cada vez más argentinos viajen por su país, desde una perspectiva fuertemente inclusiva, redunda en la sustentabilidad de más de un millón de puestos de trabajo directa o indirectamente vinculados al sector.
En ambos casos, nos ocupamos de mejorar la conectividad aérea, punto insoslayable para el crecimiento en un país con un territorio muy extenso y ubicado en el extremo austral del planeta.
En esta nueva perspectiva desconcentradora de la actividad, en beneficio tanto de los destinos tradicionales como de los emergentes, enmarcamos la contribución del turismo a la instrumentación del plan de desarrollo del Norte Grande, del que la creación del Parque Ecoturístico Iberá es una prueba contudente. En síntesis, hemos encarado la tarea asignada con una mirada profundamente humana de la actividad del sector en sus dos vertientes: la posibilidad de viajar y mejorar la calidad de vida de los argentinos y la generación de trabajo digno y sustentable en todo el país.
Se trata, ni más ni menos, que de las dos caras virtuosas del turismo, posibles gracias a la tarea conjunta de los sectores público y privado. Iniciemos el 2017 con el compromiso renovado de contribuir al crecimiento sostenido y sustentable del turismo en todo el país.