Ante los problemas suscitados por el cargamento de cocaína secuestrado en un avión de la empresa argentina Medical Jet que aterrizó en Barcelona el 2 de enero, las investigaciones locales apuntan a averiguar su origen y de esa manera despejar la duda sobre si esa aeronave partió con la droga desde la Argentina o si fue subida durante la escala que realizó en Cabo Verde.

Hora de actuar
Mientras se realizaban de los primeros allanamientos, la ministra de Seguridad, Nilda Garré, analizaba la posibilidad de efectuar cambios en el sistema de control en los aeropuertos para evitar, en lo posible, situaciones similares. Garré afirmó que se ejecutarán “cambios en los protocolos” aeroportuarios para “mejorar” y “acentuar” la prevención de delitos en la partida de los vuelos.
La funcionaria aseguró que el ministerio a su cargo “está revisando los protocolos que están vigentes” y, en ese sentido, explicó: “Seguramente vamos a hacer cambios en los protocolos a nivel aeroportuario”, y en ese sentido se buscará “acentuar más la inteligencia criminal previa para detectar los delitos en la salida de algunos vuelos”.
Más y mejores controles serían una medida adecuada, más si se tiene en cuenta el contexto del caso. El avión de Medical Jet que partió desde Ezeiza el 1 de enero, según fuentes de seguridad aeroportuaria, había sido catalogado como “código rojo”, por informar una ruta sospechosa de tráfico de drogas, sumado a los antecedentes delictivos de los pilotos, Gustavo y Eduardo Juliá: procesados por presuntas estafas en vuelos para el PAMI y menciones en causas relacionadas con el narcotráfico.

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