El turismo enológico es una de las ramas que más vigorosamente ha crecido en el último tiempo dentro de esta industria sin humo.
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Para muchas bodegas argentinas el turismo es hoy una fuente de ingresos real. Incluso algunas, las más chicas por cierto, llegan a vender en sus puertas tanto vino como el que exportan a países lejanos. Y esto es así porque el turismo enológico es una de las ramas que más vigorosamente ha crecido en el último tiempo dentro de esta industria “sin humo.”
En 2010, concretamente, más de un millón de turistas visitaron bodegas en Argentina. De ahí que la oferta se haya sofisticado. Conscientes de esta tendencia, las bodegas de la región del Chañar apostaron por el turismo desde el primer día: con arquitecturas llamativas –como NQN-, con  restaurantes bien puestos –como Familia Schroeder- o por una hotelería lujosa –como Valle Perdido-, por citar tres ejemplos.
Las bodegas de la región son un claro atractivo en la provincia. Durante 2009, últimos datos disponibles, las entre de Familia Schroeder, Fin del Mundo y NQN recibieron la 25.980 personas de acuerdo con la Secretaría de Turismo de la provincia. En su mayoría son argentinos (95%), de los que 1/3 son neuquinos; y solo el 5% son extranjeros. &i