En la presente coyuntura política y económica que atraviesa nuestro país es habitual escuchar algunas voces preocupadas ante la supuesta amenaza al actual proceso de crecimiento económico resumida en la posible pérdida de competitividad a partir de la apreciación de la moneda nacional, el peso. La recomendación o especulación de estos sectores ante esta posibilidad es ir por el camino más fácil (pero no la más sostenible en el tiempo) que es la devaluación (que 1 dólar cueste más en pesos). Es cierto que la devaluación violenta del 2001/2002 pudo haber sido el primer gran traccionador de turistas extranjeros hacia nuestro país, pero una vez que pasó el impacto inicial, sin una correcta Planificación a corto, mediano y largo plazo (planificar el mediano y largo plazo en la Argentina…quién lo hubiera imaginado en otras épocas), sin una eficiente política de Promoción Nacional e Internacional, Desarrollo e Inversión pública a nivel nacional, provincial y municipal, en más y mejores servicios e infraestructura; acompañadas con profesionalismo por muchísimos empresarios privados, hoy el Turismo Receptivo en nuestro país no hubiera generado en el 2010 casi 4.900 millones de dólares de ingresos a nuestro país, siendo este ingreso de divisas uno de las más importantes, superando incluso a los generados por exportación de carnes, actividad característica, tradicional y estratégica de la Argentina. Nos preguntamos entonces si esta situación actual del tipo de cambio representa una amenaza real para el desarrollo del Turismo Receptivo.

Competitividad
La competitividad de un país en cualquiera de sus actividades o sectores es determinada por un conjunto amplio de factores característicos o variables de cada economía. La relación del tipo de cambio es tan sólo uno de ellos. De hecho, factores político-institucionales, sociales, legales o regulatorios e infraestructura son, en realidad, los principales elementos que constituyen la competitividad en un sistema económico.
Como dijimos al comienzo, a partir de la salida violenta de la Convertibilidad y la devaluación del 2001/2002, Argentina se convirtió en un destino económicamente atractivo para los flujos turísticos internacionales. Esta ventaja competitiva fácil y rápidamente obtenible explicó el boom turístico experimentado en los primeros años después de la crisis. Lo cierto es que dicha competitividad, que se hace presente de manera inmediata,  en general no puede ser sostenida en el mediano plazo. Por este motivo la llamaremos competitividad espuria.
La competitividad genuina, en tanto, se encuentra asociada a la capacidad de obtener ventajas que perduran y pueden ser recreadas en el tiempo, ya que tienen la capacidad de retroalimentarse debido a los procesos de aprendizaje que durante su desarrollo o implementación se generan. Dichas ventajas son alcanzadas a través de actividades de cambio técnico u organizacional.
En el caso del Turismo Receptivo, la actual situación de estabilidad y crecimiento económico que permite planificar el corto, mediano y largo plazo (Ej: el Plan Federal Estratégico de Turismo Sustentable -PFETS- que realizó el Ministerio de Turismo de la Nación, el Plan Estratégico de Turismo de la Provincia de Buenos Aires, el del Chaco, entre otros), la realización de profundas mejoras en la cantidad y calidad en la prestación de los servicios, la generación de nuevos productos y atractivos con agregado de valor, inversión pública y privada en infraestructura, incremento de la conectividad y mayor y mejor promoción en los mercados internacionales e interno, genera la creación de reales ventajas competitivas genuinas.
Apalancado inicialmente por una circunstancia coyuntural (la devaluación del 2001/2002), el Turismo en la Argentina ha ido recorriendo en los últimos años este histórico camino de desarrollo actual. Si bien (y por suerte) aún queda mucho por hacer, el Turismo en nuestro país ha alcanzado un grado de maduración producto de las políticas públicas sectoriales llevadas adelante y el gran dinamismo emprendedor del empresariado local.
Por otro lado, si analizamos la evolución del Tipo de Cambio Real Multilateral y el Tipo de Cambio Real Multilateral del Turismo, observamos que, al cierre del año 2010, efectivamente existe una leve apreciación cambiaria en ambos índices. En otras palabras en el año analizado la moneda extranjera perdió poder de compra comercial en general (un 1,02%) y en el sector turístico en particular (un 4,75%).

Números que valen
Sin embargo, las cifras del turismo hacen suponer que esta leve pérdida de competitividad espuria por inflación de la moneda local ha sido más que compensada por medidas de carácter cualitativo que posicionan a la Argentina como un destino atractivo internacionalmente incrementando su competitividad genuina. Esto se evidencia en el récord alcanzado en 2010 en relación al arribo de turismo internacional: 5,3 millones de extranjeros que gastaron un total de 4.805 millones de dólares (es decir, 23% y 25% más que en 2009, respectivamente).
Adicionalmente, cabe mencionar que la apreciación de la moneda de nuestro vecino Brasil, el mercado de mayor envergadura emisora de Latinoamérica y principal socio comercial de Argentina, ha resultado fuertemente ventajosa para estimular el Turismo desde dicho país.
En cuanto al impulso al consumo por parte del actual modelo, cabe resaltar que efectivamente puede considerarse que desde la coyuntura macroeconómica y gestión a lo largo del período post-devaluación, el salario dejó de ser considerado meramente un costo de producción para ocupar el lugar central como factor traccionador de la demanda agregada y generador de actividad económica (éste es un cambio conceptual crucial de comprobada eficiencia en los modelos económicos exitosos de los últimos años) . En este sentido el Sector Turístico también refleja la importancia del consumo interno en el actual auge. Podemos representar la relevancia del Turismo de residentes sobre el total de la actividad de diversas maneras, por ejemplo el 73% de los pernoctes hoteleros son de residentes (es decir no extranjeros). Sobre el total de los viajeros 2010, el 75,2% son residentes.
El fortalecimiento del consumo interno ocupa un lugar fundamental para el crecimiento de la industria turística. Las medidas de política económica que tengan como objetivo estimularlo, repercuten directa y positivamente sobre nuestro sector, tanto para mejoramiento del Turismo Interno, como del Turismo Emisivo que también genera miles de puestos de trabajo en todo el país.
En resumen, la realidad reflejada en las cifras récord de los indicadores de nuestro sector evidencian que la competitividad se constituye dinámicamente a partir del compromiso y desarrollo de la calidad, organización e infraestructura que nuestro país ofrece y que hoy nos posicionan como un atractivo destino turístico a nivel mundial siendo mirados por muchos países de América Latina como un ejemplo a imitar.

Por Lic. Pablo Singerman
Sub-Director, Master en Economía y Gestión del Turismo - Facultad de Ciencias Económicas – Universidad de Buenos Aires
Presidente, Estudio Singerman-Makón y Asociados
www.singerma