Bienvenidos al aeropuerto del futuro.
Hay autoservicios para facturar el equipaje pero ningún mostrador para hacerlo. El embarque es perfecto, interrumpido sólo por discretos sensores NFC (Comunicación de Campo Cercano).
De vez en cuando te detienes para hacer un escáner con tu smartphone lector de NFC en los sensores. Tu información biométrica, recogida por cámaras de vigilancia automatizadas, mostrará que no hay necesidad de que hagas cola para ver si supones una amenaza para la seguridad.
Así es como los viajes tienen que ser, dicen los tecnólogos, que también insisten en que esta magia, si se emplea universalmente, podría limar y ensamblar los irregulares bordes de la industria.
Puede sonar muy lejano, pero ya se están probando sistemas que interactúan con los dispositivos móviles: En Australia, Qantas ha emitido billetes de avión con identificación mediante radiofrecuencia (RFID) para agilizar la facturación del equipaje; y Japan Airlines está desarrollando tarjetas de embarque con tecnología NFC para sus vuelos nacionales a finales de año.
"La tecnología está uniendo los puntos al dar a los pasajeros la oportunidad de 'automatizar' su paso por los controles de los aeropuertos", asegura Renaud Irminger, director de la compañía de comunicaciones para el transporte aéreo y tecnología de la información SITA.
Pero un informe del grupo de tecnologías de la información global Amadeus sobre la forma en que las aerolíneas, aeropuertos, empresas de transporte terrestre y hoteles podrían resultar de mayor ayuda, argumenta que no hay interés en mejorar los procesos más engorrosos para los usuarios.
Andrew Curry, director de The Futures Company, que ayudó a Amadeus a elaborar el informe, dijo a Reuters que si nadie da el primer paso, no ocurrirá nada en los próximos diez años.
Las últimas encuestas de SITA han revelado que el 80 por ciento de las 50 mayores aerolíneas del mundo planea desarrollar tecnología NFC para 2014, pero sólo el 27 por ciento espera implementarla para entonces.
Eso podría deberse a que no están seguros de la rentabilidad de la inversión. Por ejemplo, para trabajar en soluciones móviles que funcionen a nivel internacional se necesitaría superar toda una maraña de regulaciones de seguridad y datos de privacidad.
"Si sólo el 10 por ciento de los clientes emplea la nueva tecnología, deben mantenerse los viejos sistemas, lo que significa que sencillamente añades otra capa de complejidad, en lugar de simplificarlo", dijo Peter Morris, economista jefe de la consultora de aviación Ascend.
SITA prevé que el 80 por ciento de los viajeros empleará la facturación por móvil para 2018. Obligados a cargar con la responsabilidad de la facturación, está poco claro si los pasajeros se beneficiarán de estos aeropuertos en el futuro.
"Aún debemos convencernos de la reacción de los clientes, que debe ser medida por criterios imparciales en lugar de por simples aseveraciones de proveedores de tecnología interesados", dijo Morris a Reuters.
Paul Behan, responsable de la experiencia de los pasajeros en la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), dijo que centrarse en el embarque por tecnología móvil discrimina otros aspectos del estrés de los viajeros.
"El proceso de embarque no es necesariamente el mayor engorro para los pasajeros; la mayor frustración parece provenir del problema de espacio para mantener todo su equipaje importante en los compartimentos sobre la cabeza".
La industria de la aviación realmente está disfrutando los beneficios de la nueva tecnología. Según han dicho, el programa "Simplificando el negocio" de la IATA les ha ahorrado cerca de 5.500 millones de dólares (4.181 millones de euros) al pasarse a los billetes electrónicos, los códigos de embarque y los kioscos de autoservicio.
Se estima que un programa que se está desarrollando para sustituir la facturación manual sirva para ahorrar unos 1.900 millones de dóla