Despedida de un ícono
“Todo concluye al fin, nada puede escapar, todo tiene un final, todo termina”, cantaba Ricardo Soulé en Vox Dei y parece que este tema histórico del Rock Nacional está más que nunca presente en la cabeza de los memoriosos de la aviación.
Desde el miércoles 1 de febrero, Aerolíneas Argentinas desprogramó comercialmente los Boeing 747, más conocido como “Jumbos”; y el emblemático avión dejó de surcar los cielos para la empresa de bandera argentina, luego de 33 años de servicio.
El arribo del vuelo 1133 procedente de Madrid, a las 04:55 horas al Aeropuerto Internacional de Ezeiza cerró un gran capítulo de la historia de la aviación nacional. El Presidente de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, y el Gerente de Operaciones de AR, Comandante José Faggiolani, recibieron a la tripulación que cumplió el último vuelo entre España y la Argentina con estas máquinas.
Siguiendo el modelo
“El B-747 fue el avión comercial más grande del mundo, que tiene mucha historia y es muy querido por la empresa. Aerolíneas Argentinas fue la primera empresa que incorporó este tipo de aeronaves en toda Latinoamérica”, señaló el Presidente de la aerolínea de bandera, Mariano Recalde. No obstante, destacó que para la compañía resultaba muy ineficiente por los costos que tiene y sostuvo que se cerró un ciclo que comenzó en 1976, cuando llegó al aeropuerto de Ezeiza, el primero de los trece aviones que Aerolíneas compró o alquiló a la estadounidense Boeing.
Es conocido que el cambio había generado fuertes cruces entre los pilotos y el directorio de la empresa, a lo que Recalde comentó “la situación con los sindicatos se encuentra en relativa calma y esperamos, que si hay diferencias, se puedan hablar y no afecten a la empresa”.
En tanto que el Gerente Comercial de Aerolíneas Argentinas, Juan Pablo Lafosse, reconoció: “Lo hemos sentido como una pérdida, la jubilación de los Jumbos fue algo muy emotivo para todos los que queremos y nos sentimos identificados con la aviación”. No obstante, sostuvo que se trata de un paso muy importante en el plan de negocios de la empresa y que “la renovación ha sido un paso adelante para seguir con el crecimiento, y nos va a permitir tener una operación muchísimo más eficiente y brindar un servicio aún mejor a los pasajeros.
Por otra parte, desde las oficinas de AR, subrayan que la desprogramación de estas aeronaves está contemplada en el Plan de Negocios 2010/2014, presentado por Aerolíneas Argentinas, siendo parte de la renovación y ampliación de la flota, en la búsqueda de un mayor rendimiento operativo.
A su vez, el Comandante Faggiolani, explicó que “dos de los aviones que se devolvieron son los que tenían el contrato vencido y para los que no se llegó a un acuerdo con sus fabricantes”. En esta línea, manifestó que los Airbus permitirán una mayor versatilidad para sumar destinos en Brasil, Paraguay y Chile; como así también, reducir el déficit de la compañía.
Para finalizar, el Gerente de Operaciones de AR, comentó que “en la despedida del Jumbo se hizo el rito habitual cuando un avión deja de volar y los bomberos lo manguerean”.
Unificar la flota
Tras su último descenso, los B-747/400 son reemplazados por aeronaves Airbus A-340, que ya se encuentran operando en los vuelos internacionales y a destinos como Auckland/Sydney, Roma, Miami, Barcelona, México, Caracas y Bogotá. Y obviamente, comenzarán a cubrir la ruta a Madrid, que hasta hace poco era la única operada por los Jumbos.
Estos son aviones de fuselaje ancho para vuelos de mayor alcance, cuentan con cuatro motores y se trata de la aeronave comercial de pasajeros más larga del mundo, con una capacidad para trasladar a 295 pasajeros. No obstante, en la actualidad, en Argentina sólo Lufthansa y Qantas siguen operando con Jumbos en la Argentina. El resto de las compañías los fueron sustituyendo gradualmente por los Airbus 340 y los Boeing 767 y 777, que gastan menos combustible, son más aerodinámicos y ecológicos.
¿Y ahora, que?
Si bien la medida de cambiar los Jumbo es considerada racional en el mercado aerocomercial, porque supone tender hacia una flota uniforme, pasar a aeronaves más modernas y abaratar los costos; no hay que olvidarse del turbulento fin de año que se suscitó entre Aerolíneas y los gremios de APLA y APTA por el manejo de la compañía y sobre todo por las decisiones de sacar del aire a los Jumbo.
El problema es viejo y aunque las aguas se calmaron, la dirigencia de la aerolínea de bandera aún se topa con una situación detonante. Setenta pilotos conducían exclusivamente esos Boeing 747-400 y deberán readaptarse a otros modelos, aunque no todos están dispuestos a hacerlo, mucho menos los de mayor edad, y perder los beneficios que ello implicaba: desde trabajar menos horas o hasta cumplir con sus labores uniendo únicamente la ruta Buenos Aires – Madrid una vez al mes.
Pese a que tanto el Secretario de APLA, Jorge Pérez Tamayo, como los diversos delegados estuviesen gran parte de la semana ocupados y no dispusieron de unos minutos para atender a Mensajero Turístico, desde el sindicato de pilotos dejaron entrever que la postura respecto a la salida de los Jumbos es la misma que hace unos meses.
Según pudo averiguar este medio, cierto es que los decibeles han bajado, pero aún son muy críticos hacia la gestión de Recalde. “Acá los pilotos no entienden porqué desprograman estos aviones”, y coinciden en que “no se necesita reemplazar aviones, sino sumar nuevas máquinas”, declaró off the record, un afiliado del gremio.
Por otra parte, el comandante Miguel Alzarría, uno de los pilotos que supo tripular el Boeing 747 admitió: “Se trata de un avión dócil y confiable para navegar, con la ventaja de que puede volar en forma automática o en modo manual”. Respecto a su discontinuidad señaló que “es una pena que ya no vuelen más. Este avión es de gran rendimiento para cumplir la ruta europea, teniendo en cuenta la gran cantidad de pasajeros y la carga que es capaz de transportar”.
Una gran huella
Entre los puntos sobresalientes en la historia de los Jumbo en Aerolíneas que quedarán en la retina de todos, se destacan los dos viajes en la década de los ’80 para cubrir la ruta Buenos Aires-Roma transportando al Papa Juan Pablo II, en junio de 1982 y en abril de 1987. Como también, el viaje del 7 de junio de 1980 cuando se unió, en el primer vuelo transpolar, la Argentina con Oceanía y el Lejano Oriente, inaugurando la ruta a Auckland, en Nueva Zelanda y Sydney, en Australia.
Un viaje a la memoria
Tal como relata el libro “Aviación Aerocomercial Argentina”, de Pablo Potenze, Aerolíneas Argentinas tuvo su primer 747 alquilado el 31 de diciembre de 1976. El primero propio fue revendido a Boeing en 1979.
Sin embargo, otra podría haber sido la historia. En sus páginas, la obra de Potenze, señala que “en agosto de 1974 se cerraron nuevas tratativas con Boeing para el arriendo de un 747 y la compra de otro ejemplar, financiado por el Eximbank”. El convenio, narra el escritor, debía ser aprobado por el Poder Ejecutivo, cuya firma estuvo desde el 10 de marzo de 1975 pero el Ministerio de Economía, en plena crisis, jamás aprobó la operación.
Aunque el avión estuvo disponible desde el 15 de abril, a un costo de 6.500 dólares diarios, nunca pudo ser retirado de la playa de la fábrica.
Eso no impidió que Aerolíneas Argentinas, sin la autorización del Poder Ejecutivo, gastara en acondicionar la máquina: la hizo pintar, la aseguró y la proveyó de equipos de cine y de audio.
Siempre según Potenze “el monto del perjuicio fue estimado por las autoridades en 193.663,50 dólares, aunque la Fiscalía estimaba que podía ser mayor”.
Aeroposta Argentina
En la década de los 90´s los vuelos chárters comenzaron a ser una realidad en nuestro país. Fue así que bajo el mítico nombre de Aeroposta (la empresa había nacido a fines de los 20´s para llevar correo al sur argentino y donde voló el famoso escritor francés Antoine de Saint Exúpery), inició sus viajes a Miami.
El Jumbo que hizo esa ruta llegó con el nombre de Juan T. Trippe, pero lo curioso es que éste fue el primer Boeing 747-121 que recibió Pan Am en 1970, y que entonces llevaba el nombre de American Clipper, rebautizado en el 91 con el nombre del creador de la compañía Juan Trippe.
Todo un símbolo en suelos argentinos.