Lo que se ofrece en Catamarca en materia de carnavales es algo distinto, de hecho, se trata de un producto familiar, donde brilla la montaña y la temperatura es por demás agradable, y que tiene un fuerte arraigo en lo que respecta a lo cultural, tópico siempre vigente y nunca relegado en esta provincia argentina. 
Tal es así que aún en estos días sobrevive una antigua y noble tradición. En esta época, la de carnaval, son muchos (por no decir casi todos) los que transitan por las calles catamarqueñas con una pequeña rama de albaca detrás de la oreja, la cual simboliza abundancia. Todo esto transcurre en el marco del verano catamarqueño, donde ríos, sierras y valles llevan a vivir la naturaleza desde otro plano, evidenciarla de otra manera, con otros ojos.

Viene en alza 
Desde hace ya un par de años, en La Carrera, localidad ubicada en el Departamento Fray Mamerto Esquiú, se viene llevando a cabo un carnaval distinto, particular, por lo menos para los cánones locales, que se vincula más a los corsódromos, tan característicos en otros destinos. Y este 2017 no será la excepción.
Involucra comparsas, murgas de toda la provincia y mucha alegría, que es una condición sine qua non. Dado su éxito, ya que edición tras edición la convocatoria ha ido en aumento, se está planeando la construcción de un corsódromo estable, para que de esta manera se pueda albergar con mayor comodidad a los visitantes. 

Por lo menos una vez
Impregnado de la extensa y vasta herencia de las culturas andinas, las comparsas que se hacen presentes en Mutquín, localidad del partido de Pomán, son únicas, o por lo menos así lo hacen saber los pobladores locales. 
Bandas integradas por suris, los hombres encargados de transmitir el legado originario, en ésta reinan los trajes con plumas de colores y las máscaras de telas confeccionadas a mano por los propios participantes. Realizan una danza muy típica y característica, que tiene mucho de simbolismo y sincretismo entre las creencias populares precolombinas y religiosas del cristianismo, las cuales fueron traídas por los españoles.
Quienes lo vivieron, además de quedar maravillados, rescatan el accionar que tiene la comparsa, porque al margen de hacer música, salen a la calle y entran a las casas de las familias que se lo permiten. Colorida, alegre y distinta, esta es una experiencia que vale la pena verla y vivirla alguna vez en la vida.