Cuando pase el temblor
Las bolsas cayeron, entidades financieras de renombre mundial quebraron, el pánico invadió al planeta porque el imperio norteamericano comenzó a sentir un quiebre en su burbuja. El turismo quiere salir airoso de una situación complicada.
El temblor económico que se desató a nivel mundial durante la última semana le abre la puerta a un fenómeno temido por todo el sector turístico: la retracción del consumo. Si Europa y Estados Unidos empiezan a destinar su dinero a otros temas, el turismo puede quedar en un segundo plano. Argentina sigue dependiendo de los visitantes extranjeros, sobre todo en las ciudades del interior que centran su economía en el movimiento que genera en todos los niveles la llegada de viajeros.
Son muchas las voces que se están haciendo escuchar al respecto, especialmente desde los países en los que el turismo europeo y norteamericano son base fundamental para su economía. México, Caribe y Centroamérica, serán los primeros en sentir los efectos de la retracción económica.
Pero no podemos olvidar que justamente esos mercados emisores son los que suben la mayor cantidad de cruceristas en los barcos que tocan puertos argentinos, turistas que siempre recibimos con agrado por la inyección económica que dejan en los puertos de arribo. Las próximas semanas serán de vital importancia para el desarrollo de la temporada alta en nuestro país.
Una crisis global
El panorama financiero internacional enfrenta una de las mayores crisis de la historia, que algunos especialistas comparan con el crack de 1929. La quiebra de Lehman Brothers -el cuarto mayor banco de la principal potencia del mundo- traerá enormes consecuencias en los centros financieros mundiales. El derrumbe que se vivió el lunes pasado en todos los mercados del mundo fue prueba de ello y ningún analista pone en duda la gravedad de la situación.
El banco de inversión estadounidense no tuvo compradores y anunció su bancarrota. Sus acciones cotizan hoy a sólo 75 centavos. Representa el final para una compañía de 158 años, que sobrevivió a guerras mundiales y a diversos temblores pero no pudo superar la crisis de crédito global que hoy se vive en el mundo. Además se transforma en la quiebra más importante en Estados Unidos desde 1990, y en el segundo banco de inversiones norteamericano que quebró en los últimos seis meses: en marzo su competidor más pequeño, Bear Stearns, fue vendido en una gestión de urgencia al grupo financiero JPMorgan.
Mientras tanto, las tapas de todos los diarios del mundo muestran una situación impensada: Estados Unidos salió a salvar instituciones en problemas y a evitar caídas masivas de sus bancos. El gobierno de George Bush decidió tomar el control accionario, a través de un pago de 85.000 millones de dólares, de la principal aseguradora del mundo, AIG, que estaba al borde de la bancarrota.
Argentina baila en el Titanic
El ex presidente del Banco Central, Javier González Fraga, dijo durante un seminario organizado por Cadal, que hablar de política económica, seguridad jurídica y clima de negocios en Argentina “es como hablar de economía en el Titanic”
Mientras tanto, la Presidenta de la Nación aseguró que mientras el primer mundo continúa su crisis la Argentina sigue a flote y no se verá afectada por las turbulencias mundiales.
Los especialistas destacan que el hecho de que Argentina esté casi aislada del mundo financiero podría provocar que las esquirlas lleguen con menos fuerza a nuestro país.
Mientras tanto todos los sectores económicos del país siguen a la expectativa de que pase el temblor.
Un balazo para el tren de alta velocidad