La Fiesta Nacional de la Vendimia comienza a vivirse a pleno en la provincia y tuvo anoche su momento inaugural con la Bendición de los Frutos que se realizó en el Predio de la Virgen, en Guaymallén. La celebración, cuya puesta en escena fue dirigida por Alejandro Grigor, fue presenciada por miles de mendocinos y turistas que se acercaron a los pies de la Virgen a acercar los frutos del trabajo, dar gracias y encomendar la nueva cosecha.
Con la presencia del señor Gobernador de la provincia, contador Celso Alejandro Jaque; el Secretario de Cultura de la provincia, profesor Ricardo Scollo; el Intendente de la Municipalidad de Guaymallén, Dr. Alejandro Abraham, y gran cantidad de autoridades departamentales y provinciales, alrededor de las 21.15 se dio inicio a la celebración, de fuerte contenido litúrgico y protocolar.
Tras la actuación de la Orquesta Infanto Juvenil “Alas del viento” de Gral. Alvear, los locutores dieron la bienvenida procedieron a la presentación de cada una de las candidatas departamentales. Inmediatamente después apareció en escena la Virgen de la Carrodilla, que finalizó allí la procesión que encabezó desde el miércoles y con la que recorrió diversos parajes de la provincia. Se trató de uno de los momentos más emotivos de la noche, ya que la “Patrona de los Viñedos” fue recibida con flameantes pañuelos blancos por el público presente. A los pies de la Virgen se depositaron frutos y herramientas, símbolos del trabajo del labriego. A continuación, el señor Arzobispo de Mendoza, Monseñor José María Arancibia, realizó la homilía y bendición de los frutos.
El siguiente momento fue el tradicional “Golpe de reja”, con el que el señor Gobernador dio inicio a los actos oficiales de Vendimia. Después, junto a la Reina Nacional de la Vendimia, se realizó el “Brindis con el vino nuevo”.
Posteriormente, mediante una puesta en escena se representó la alegría y festejo, en conmemoración a los 450 años de la Fundación de Mendoza y el 75º Aniversario de nuestra Fiesta máxima.
Así, con un guión que se destacó por la profundidad de sus textos y el mensaje de esperanza y alegría, la Bendición de los Frutos brilló en medio de un escenario único engalanado por el monumento de la Virgen, y con el impagable marco natural de las montañas mendocinas de fondo.