A raíz de la masiva llegada de turistas, los sanjuaninos ponen a punto flamantes atractivos turísticos aún no explotados.
Son localidades que se ubican en Iglesia, Valle Fértil, Jáchal y Rawson. Desde el Ministerio de Turismo las quieren explotar para que los visitantes tengan opciones diferentes cuando desembarquen en San Juan. Están trabajando en conjunto con los municipios con el objetivo de embellecer estos distritos, que cuentan con atractivos únicos.

Colangüil: Para llegar a la localidad iglesiana, hay que pasar primero Angualasto y tomar la Ruta 407. El camino de acceso es complejo, pero el premio es una vista impagable. El pueblo parece detenido en el tiempo.
El distrito tiene un gran valor patrimonial porque en sus cerros se pueden observar petroglifos hechos por las culturas aborígenes que habitaron los valles iglesianos. Además, al ingresar al lugar, se encuentra el manzano histórico, donde según cuentan, Cornelio Saavedra pasaba largas horas durante su exilio. El otro gran atractivo es el templo, uno de los más viejos de la provincia.
Desde la Secretaría de Turismo de la Municipalidad de Iglesia, contaron que están incentivando las inversiones en Colangüil. La idea es habilitar un complejo de cabañas con el fin de que los turistas puedan hacer noche en el mítico pueblo.

Tudcum: Se ubica en Iglesia y el ingreso es por la Ruta 418. Una vez adentro, el verde de los paisajes y las pintorescas calles se conjugan para conformar un lugar en donde brillan las cualidades del campo. Uno de los grandes atractivos es un tambo caprino, en donde se establece contacto con los animales y se puede formar parte del proceso de elaboración de distintos lácteos.
En Tudcum la parroquia San Roque goza de una arquitectura única, que remonta a los turistas a las capillas de antaño. La comunidad aborigen también dejó su paso reflejado en la naturaleza y gracias al centro de interpretación de la Quebrada de Conconta, se pueden ver petroglifos aborígenes.
En convenio con el Ministerio de Turismo comenzarán a construir próximamente una plaza. Al mismo tiempo, señalaron  que están reflotando la producción de artesanías y la elaboración de dulces y conservas.

Chucuma: se accede al pueblo por la Ruta 510 y el camino está en muy buen estado. En el pueblo se pueden ver petroglifos en los cerros realizados por las culturas aborígenes que habitaban en Valle Fértil. Los trapiches crean un paisaje único, en donde el verde se mixtura con el agua cristalina del río y con los cerros colmados de vegetación. Otro de los destacados se encuentra en el Viejo Trapiche. Allí están las ruinas del antiguo pueblo minero que habitara la región.
Si bien aún no hay alojamiento, está permitido que los turistas acampen en el lugar. El municipio está buscando inversionistas interesados en este paisaje natural de incalculable belleza.
En Chucuma funciona una oficina de Información Turística, en donde hay atención permanente hasta las 23. El municipio construyó un espacio para que los artesanos expongan sus trabajos, pero el interés de los pobladores no fue el suficiente  y pocas veces montan exhibiciones.
Baldes del Rosario: para llegar a la localidad vallista hay que ingresar por la Ruta 510. El pequeño poblado está inserto en un oasis, donde se puede apreciar una variada vegetación. Su paisaje único se conjuga con la calidez de sus habitantes, quienes atienden al turista con dedicación.
La Municipalidad diseñó un circuito que se puede realizar caminando. El recorrido visita los lugares más hermosos del distrito y dura aproximadamente una hora. En Baldes del Rosario la gente se puede quedar tanto en carpa como también en pensiones.

La Ciénaga: la localidad está ubicada a 25 kilómetros de San José de Jáchal, a 10 kilómetros de Huaco, sobre Ruta 40. Por ley, su superficie de más de 9.600 hectáreas fue declarada Área Natural Protegida.
En el lugar pueden observarse  formaciones geológicas de diferentes eras. En el río seco se encuentran caracoles así como helechos fosilizados que datan de más de 400 millones de años. Aparte se hallan vestigios de asentamientos indígenas.
Según datos suministrados por el Ministerio de Turismo cada vez más gente visita la localidad jachallera en busca de tranquilidad y motivados también por la riqueza arqueológica del lugar.

Médano de Oro: la localidad rawsina se impone poco a poco como un oasis campestre en el medio de la ciudad. El lugar, en donde abunda la vegetación, se caracteriza por tener un clima único. Además de un bello paisaje, el distrito sorprende con sus artesanías y con la elaboración de embutidos caseros.
A pesar de que el acceso es sencillo, el Médano ofrece a los visitantes la tranquilidad del campo. En el lugar, los turistas pueden disfrutar de un fin de semana en alguno de los complejos de cabañas que se han instalado.
“Queremos darle vigor al Médano porque está cerca y es una buena alternativa para el turismo rural sin tener que hacer demasiados kilómetros”, añadió el Ministro de Turismo, Dante Elizondo.
Según relatan los amantes de lo náutico en la provincia, la proyección que comenzaban a gestar deportes como el remo y la vela era de gran importancia. Sin embargo, las consecuencias climáticas golpearon de revés a ese dinamismo para hoy dejarlo en una quietud parcial.
“El impacto negativo fue muy grande, principalmente, para la vela que únicamente se puede practicar en aguas calmas. Perjudicó bastante la actividad. En 2008 se recibieron 35 timoneles que hoy no pueden navegar”, afirmó Víctor Ciribeni, instructor de vela.
Por otra parte, cuentan los que saben que se intentó practicar remo en lugares que no eran los ideales, como el lago del Parque 25 de Mayo, pero la  adhesión fue poca.   
El Jefe de Náutica Raúl Quiroga asevera que mientras no haya agua suficiente, el ingreso de embarcaciones con motor y botes grandes estará terminantemente prohibido. “A pesar de las lluvias que tuvimos en los últimos tiempos, las condiciones lamentablemente no están dadas para habilitar los permisos que requieren”, expresó el superior.
Aunque el panorama de la vela y el remo se presente complicado, quienes desean ver crecer las disciplinas acuáticas son optimistas y esperan que el clima mejore. Dice el instructor: “Ya organizamos una competencia para marzo. Armamos un calendario de regatas para este año. Queremos que la actividad resurja”.

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