Con la vuelta de los vuelos a Bariloche llegó el crecimiento en el índice de ocupación hotelera, que según la Secretaría Municipal de Turismo, habría llegado a un 40%. Hasta la llegada de las aerolíneas la media se mantenía cercana al 20%. Según destacó el Secretario de Turismo Municipal en una charla radial: “había pocas expectativas para este verano”, por lo que esta novedad solo generó alegrías.
Sin embargo, a sólo tres días de la reapertura, el lunes 15, el turismo barilochense volvió a sufrir el embate de la naturaleza. Otra vez los vuelos debieron ser desviados: Austral derivó los suyos a Esquel y LAN lo hizo a Neuquén, pero sólo ese día.
Por su parte Vicente Búa, secretario de Turismo local, explicó que “hasta que no llegue (a la ciudad) el equipamiento definitivo de medición (de cenizas) no va a haber 100 por ciento de operatividad” en el aeropuerto local.
En este sentido, cabe aclarar que a fin de optimizar la situación del aeropuerto, el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, adelantó que el próximo 31 de enero se estará instalado el equipamiento aportado por el Ministerio de Defensa que analizará la presencia de cenizas para dar previsibilidad a los vuelos. Se trata del sistema Lidar, el cual permitirá la medición láser de la altura de la pluma de ceniza, así como su granulado y espesor, e incluirán dos globos aerostáticos ubicados a cuatro mil metros de altura.