La factible pero inesperada victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ante la candidata Demócrata, Hillary Clinton, el martes pasado, además de dejar a un planeta atónito ante el resultado, mostró una serie de panoramas interesantes para analizar. Por un lado, la posibilidad de que un hombre prácticamente de manera solitaria, sin el apoyo de su propio Partido y recibiendo las críticas de casi todos los medios de comunicación del país -y del mundo-, pueda llegar a la Casa Blanca fuera de todo pronóstico. Por otro, la creciente ola populista en la que el mundo se ha ido moviendo en los últimos años, ocasionada en parte por el miedo ante ataques terroristas, el descenso en la calidad de vida de las clases medias y el hastío hacia el establishment. Por último, la importante fractura del ciudadano estadounidense, con un país partido prácticamente a la mitad ante dos opciones tan diferentes para la presidencia -y la particularidad de que Barack Obama, impulsor de Hillary Clinton, deje su cargo con un alto nivel de imagen positiva-. 
Si bien ambas Cámaras legislativas retuvieron la mayoría Republicana las extravagantes declaraciones que hizo Trump en su carrera a la Casa Blanca, no deja muy en claro el apoyo que tendrá a la hora de aprobar leyes controvertidas. Esto nos lleva a preguntarnos si Trump podrá cumplir sus particulares promesas de campaña. Y teniendo en cuenta que entre ellas se encuentran la posibilidad de endurecer la política migratoria de los extranjeros, esto podría afectar directamente a la industria turística –de ellos y nuestra-. 
Recordemos que durante este año, alentado por Mauricio Macri, las relaciones con Estados Unidos retomaron un diálogo perdido, algo que quedó sellado con la visita de Barack Obama al país, el pasado marzo. 
Bajo este panorama, la Embajada de Estados Unidos comenzó a facilitar la llegada de turistas argentinos al país flexibilizando las  exigencias para otorgar el visado correspondiente. Incluso, se comenzó a jugar con la posibilidad de volver a entrar en el Programa Visa Waiver. De haber sido electa Clinton, esa posibilidad podría haber cobrado mayor importancia, ya que durante el período Visa Free de Argentina, el presidente norteamericano era su esposo, Bill. Por otro lado, la designación del aeropuerto de Ezeiza para brindar el US Border Preclearance, el programa por el cual los turistas que viajan a Estados Unidos pueden realizar el trámite de ingreso al país previo a dejar el propio, también se mostró como un incentivo para continuar viajando a los principales destinos turísticos de América del Norte. Los datos no mienten al respecto y muestran cómo, desde el 2003 hacia acá, el número de los argentinos fue incrementándose paulatinamente: durante este año, unos 500 mil argentinos visitaron Estados Unidos.
Habrá que esperar para ver si Trump cumple con las promesas de campaña, y si bien nadie cree que se construya un muro entre su país y México, es posible que las barreras no sean tanto físicas como burocráticas. Con el correr de los meses también se sabrá si la relación comercial –y deportiva- que algún día tuvieron los Macri con Trump genera acciones positivas para el intercambio turístico, entre otras cosas. Por ahora, sólo queda la decepción del gobierno argentino ante la derrota de Hillary, candidata que tanto Macri como la canciller Malcorra apoyaron públicamente. Y Donald lo sabe. 
Una señal positiva hacia el sector es saber que el nuevo presidente norteamericano es en realidad (entre tantas otras cosas) un empresario hotelero y por lo tanto conoce el valor que el turismo tiene para la industria de la hospitalidad. Pero también en este tema han surgido voces encontradas que dicen temer que algunas políticas del magnate podrían favorecer a los negocios en los que tiene presencia. Trump Hotels tiene activos en Washington, Florida, Hawaii, Illinois, Nevada, Nueva York y Virginia, dentro de los Estados Unidos, así como en Toronto y Vancouver, en la vecina Canadá, además de Río de Janeiro (Brasil), Panamá y las ciudades europeas de Doonberg (Irlanda), así como Turnberry y Balmedie (Escocia).Pero también Donald Trump acumula algunos fracasos empresariales en el sector turístico, como la quiebra de los hoteles-casino Trump Plaza, el Trump Castle y el Trump Taj Mahal. Tampoco prosperó una aerolínea de lujo ni un resort proyectado en México.

Las opiniones del sector
Al ser consultado por este medio, el Ministro de Turismo de la Nación, Gustavo Santos, se mostró despreocupado ante la situación, vislumbrando buenos resultados a futuro: “La elección de Donald Trump no creo que vaya a afectar la relación de intercambio turístico que Argentina tiene con Estados Unidos, porque nosotros seguiremos con nuestra vocación de buscar penetrar en ese mercado”. “Estamos en una etapa de increíble crecimiento, habiendo logrado un 23 por ciento de aumento de ese mercado en agosto, con respecto al mismo período del año anterior”, añadió. Además, Santos aclaró que en los próximos días concurrirá a un evento vinculado al sector LGBT, en Estados Unidos, para continuar trabajando en un mercado que hoy en día constituye el segundo en importancia para el país, luego de Brasil.El presidente de FAEVyT, Fabricio Di Giambattista, habló de esperar para ver los resultados: “Va a depender de las políticas que lleve adelante. Yo soy una de las persona que no cree en todo lo que se dice en campaña”. “Ya sabemos cómo piensa un Republicano pero Trump no es una persona que venga de la política, así que habrá que ver su desempeño y espero que sea bueno para el mundo en general”, finalizó. Por su parte, Carlos Asensio, representante de la oficina de turismo de Miami para la Argentina, Uruguay y Paraguay, se mostró muy optimista: “Que Donald Trump sea el nuevo presidente va a ser fantástico para la economía de Estados Unidos, y en consecuencia para Argentina, que tiene un futuro tremendo y se encuentra buscando socios en el exterior. Esta es una gran oportunidad”. “No tenemos de qué estar preocupados, porque una industria tan importante para ellos como es el turismo, que genera millones todos los años, seguirá siendo tan abierta como siempre para todos los países latinoamericanos”, remató. “Espero que lejos de modificar negativamente, sea un proceso de apertura continuando con el dialogo que esta gestión inició con Obama”, explicó Horacio Repucci, Secretario de la CAT. “La eliminación de la llamada tasa de reciprocidad es una muestra clara de cómo el gobierno busca un diálogo fluido”, añadió.


El turismo mundial opina
La US Travel Association espera “entablar una fructífera relación con la Administración Trump”. Por otro lado si prohibiera el ingreso de ciudadanos de religión musulmana el turismo de su país perdería ingresos por 64.000 millones de euros al año, y un recorte de 132.000 empleos, datos aportados por el Council on Foreign Relations.
Hasta la propia fabricante de aviones norteamericna Boeing demostró su preocupación ante la posibilidad de perder negocios futuros, un negocio que depende fundamentalmente de las ventas en el extranjero y de un orden internacional orientado hacia el libre comercio. 
Los hoteleros de Cuba también sienten que los avances logrados con la administración Obama puedan estancarse o incluso retroceder durante la presidencia de Donald Trump, tal como lo adelantó en su campaña si Raúl Castro no acuerda una mayor libertad política en la isla.