A tan solo 320 kilómetros de Buenos Aires, la capital de Argentina, se abre un paraíso de arena y océano: la Costa Atlántica. Kilómetros de médanos, playas y bosques funcionan como el escenario perfecto para conocer durante el verano argentino (de diciembre a marzo). Miles de locales y turistas llegan a las costas del Atlántico para disfrutar de jornadas a puro sol y gastronomía. Y, con sus particularidades, los distintos partidos que forman parte de la costa regalan momentos mágicos y transforman acciones en tradiciones populares imborrables. 

La verdadera experiencia argentina se palpita con este manual imperdible para conocer el sudeste de la provincia como corresponde: termo en mano, música bien alta y a disfrutar de los encantos costeros de Argentina

COMPRAR DELICIAS GASTRONÓMICAS A LOS VENDEDORES AMBULANTES DE LA PLAYA

Dulce o salado. Frío o caliente. Los vendedores playeros no distinguen gustos ni preferencias porque la oferta alcanza hasta al más escéptico. ¿Cuáles son los favoritos a la hora de atender el antojo culinario entre arena y mar? El choclo suele ser el más elegido por los argentinos, en un ritual que contempla opción con sal o manteca, dos palos que permiten agarrar al vegetal con facilidad y la condición de hincar los dientes sin temor. 

El equipo dulce también tiene sus alternativas, esta vez de la mano de un clásico local: los churros rellenos de dulce de leche. Si a la ecuación se suma un mate entre amigos, entonces la combinación es imbatible. También se venden helados, tortas fritas, barquillos y pirulines, además de gaseosas frías para combatir el calor. Todos estos condimentos resultan en el plan perfecto para vacacionar en la costa: playa y gastronomía en un mismo lugar.

PROBAR RABAS Y MARISCOS

Como toda localidad cercana al mar, el repertorio culinario incluye necesariamente delicias marítimas. El protagónico siempre lo tienen las rabas, pero los pescados y los mariscos no fallan en la carta y son parte del menú de turno. El plan ideal es muy sencillo: la puesta del sol bien cerquita de la playa, una cerveza fría y parrillada de mariscos para cerrar el día.

FRENAR A COMER UN ASADO EN LA RUTA

Si el viaje está programado durante el día, no hay nada mejor que calcular el tiempo justo para almorzar en la ruta. Aromas cautivantes, humo y varios paradores con parrillas a la vista son algunos de los elementos que cumplen con el principal objetivo: cautivar la mirada de los turistas que van camino a la costa. Y, como no podía ser de otra forma, el plato por excelencia es el asado, para vivir la experiencia argentina a flor de piel.

SALIR DE FIESTA

Luces encendidas, música que se mezcla con el oleaje de fondo y un cielo diáfano que regala las primeras estrellas de la noche. La temporada estival es sinónimo de fiestas en la playa hasta el amanecer. Y la Costa Atlántica sabe todo sobre este tipo de eventos. Festivales con bandas nacionales e internacionales, largas pernoctadas en boliches costeros, bares que funcionan hasta que sale el sol y la chispa nocturna argentina en su máximo esplendor. Visitar la costa durante enero y febrero es un pasaje de ida directo a las profundidades de las noches de verano. 

Viví el verano en la costa atlántica argentina

VER UNA OBRA DE TEATRO EN MAR DEL PLATA

La ciudad principal de la Costa es apodada La Feliz y no es aleatorio: la época del calor encuentra su mejor versión en Mar del Plata. A la combinación playera se adiciona el Bosque Peralta Ramos para un paseo entre copas de árboles y, además de gastronomía, el fenómeno que pisa fuerte desde hace años. El teatro, uno de los grandes clásicos de la localidad. Las grandes obras del país se instalan durante un mes y medio entre brisas oceánicas para recibir a aficionados del arte y brindar funciones que suelen estar agotadas rápidamente. Asistir al teatro es, definitivamente, mimetizarse con la cultura argentina del verano y la costa

ALQUILAR UNA CARPA EN ALGÚN BALNEARIO

Desborda la gente, el calor se va sintiendo a medida que avanzan las horas y nada mejor que un lugar para estar fresco y poder dejar las pertenencias. Alquilar una carpa en un balneario es una alternativa más que válida para los fanáticos de la playa que disfrutan de la jornada completa con los pies en la arena. ¿Los beneficios? Lugar propio, sombra, acceso a piletas, al restaurante para comprar unos licuados frescos y, además, la posibilidad de conocer a gente y vivir en primera persona el carisma argentino.