Hace unas semanas que comenzaron a regir las nuevas tarifas de luz, anunciadas por el Gobierno Nacional. Allí se explicó de qué manera queda la escala tarifaria tras la quita de los subsidios. Lo único que no se aclaró es cómo se ayudará a sobrevivir a las industrias que no gozarán de ninguna “tarifa social”. Los hotelero-gastronómicos están al punto del colapso. 

Sin oxígeno

Como si el sector no tuviera ya una fuerte presión impositiva y carga de regulaciones que rozan la exageración, ahora se suman aumentos que rondan entre el 30 y 48 por ciento en las tarifas de luz. 

“Esto fue el golpe de gracia”, expresaron desde la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica de Rosario (AEHGAR) en referencia al daño que produce el tarifazo en el sector.

Además, según los referentes de la entidad, la situación empeora si se tiene en cuenta que existe una “marcada retracción en la ocupación hotelera, una caída en los eventos y Congresos en la ciudad, una imagen turística deteriorada e inseguridad”.
“Lo que pedimos a las autoridades es que nos escuchen y nos den una mano, puede haber promesas pero lo que necesitamos es que dejen de cerrar hoteles; y sino que repartan la carga impositiva entre los establecimientos habilitados y todos los departamentos ilegales”, disparó Gabriela Akrabián, Secretaria de la Cámara de Hoteles de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés de la ciudad de Buenos Aires -AHRCC- y Presidenta del Hotel Wilton Palace. 

Tarifazo exprime al sector

La “mala imagen” turística de la ciudad de Rosario, empeorada por la “inseguridad”, sumada a la merma de ingresos a los establecimientos hotelero-gastronómicos, incremento de impuestos a los Ingresos Brutos, quita de los descuentos del Derecho de Registro e Inspección (Drei), actualización del impuesto inmobiliario, el reajuste en la Tasa General de Inmuebles (TGI), y ahora el aumento de la luz, desangran al sector exponiéndolo “a una crisis de liquidez muy difícil de sortear”. 

Es que hay hoteles que sufrieron un incremento de octubre a febrero del 200 por ciento, cantidad “muy superior” a un emprendimiento similar en Capital, donde con 50 habitaciones se pagan 25 mil pesos de luz por mes. Incluso, con un nivel de ocupación del 55 por ciento de un hotel, el costo de la energía eléctrica se lleva el 11 por ciento de los ingresos diarios brutos. El 89% restante se destina al pago de salarios, demás tributos y los gastos de estructura generales.

AEGHAR lo explica con un ejemplo: “Un hotel de 120 habitaciones ocupa con suerte 66 habitaciones al mes. De ese total necesita entre 8 y 10 por día para pagar la luz (en promedio). Le quedan 56/58 habitaciones para afrontar el resto de los gastos. Técnicamente está perdiendo plata, descapitalizándose y en emergencia económica”. 

Atados de pies y manos

Imposibilitados de poder salir de este drenaje de rentabilidad provocado por un contexto desfavorable, los empresarios hotelero-gastronómicos piden ayuda a las autoridades. Pero, tal como explica Verónica Sánchez, Presidente de la Cámara de Restaurantes de la AHRCC, “este problema coyuntural excede la voluntad del gobierno de turno”, aunque no por eso deja de ser imprescindible su ayuda. 

“En hotelería nos está afectando muchísimo esto, porque se suma a que no hay pasajeros, no podemos recaudar, y el ritmo de aumento de costos es demasiado elevado. Y los hoteleros no tenemos posibilidad de achicar el consumo de luz”, explica Akrabián, y completa: “No depende de nosotros el ahorro en las habitaciones. Ya cambiamos las lámparas por las de bajo consumo, pero cambiar artefactos también es un gasto, y no estamos en condiciones de continuar gastando”. 

Y concluyó al respecto: “Cada vez tenemos más presión, y tampoco podemos proyectarla. ¿Quién sabía que de un día para el otro en vez de pagar 10 mil pesos de luz íbamos a terminar pagando 40 mil? Para colmo se vienen aumentos de gas también. ¿Y los hoteles que tengan calefacción central cómo hacen para regularla?”. 

¡Auxilio!

Los empresarios del sector aún no abandonan su “optimismo por naturaleza”, según explica Verónica Sánchez, quien explicó: “Lo que necesitamos es una reactivación del mercado, después de años en los que viene frenado, va a llevar mucho tiempo recomponer la situación”.

Y, en sintonía, Gabriela Akrabián adujo que “lo ideal es que vengan pasajeros y que así se reactive la economía”. Sin embargo, expuso que es imperante la necesidad de ayuda por parte del gobierno: “Nosotros no pedimos quita de impuestos o subsidios, pero sí que no aparezcan cada vez más cargas impositivas y trabas. Necesitamos más ayuda, y una mejor distribución de estas obligaciones”, haciendo alusión a los establecimientos informales.

En tanto, su par de la Cámara de Hoteles agregó que “mientras tanto hay que recurrir al ingenio, buscar y hacer malabares para tratar que, en el mejor de los casos, salir a fin de mes empatados y no ganar”. 

“Desde el 2009 venimos diciendo que el sector está perjudicado, que está en crisis y la situación es cada vez peor”, concluyó Sánchez. 

La gastronomía no se salva

En cuanto a la actividad gastronómica las expectativas no son mejores que para los hoteleros, y llegan a ser aún peores. Desde Aeghar explicaron: “Cuando lleguen las facturas al sector gastronómico, estos aumentos lo empujaran a quebrantos muy difíciles de superar. Sin la intervención del Estado, el derrotero de cierres de establecimientos, despidos de personal, convocatorias y quiebras será muy importante, en una ciudad en donde coexisten más de 1.500 establecimientos hoteleros y gastronómicos”.

En tanto, la Presidente de la Cámara de Restaurantes convino que “los costos operativos cada vez son más altos; los gastronómicos suelen alquilar los establecimientos, los sueldos del personal deben ser pagados regularmente, mientras que también aumentan los costos de las materias primas, por sólo nombrar algunos de los gastos a los que se enfrentan”.