La ciudad vergel
La ciudad de Mendoza se encuentra ubicada al pie de la Cordillera de los Andes en el noroeste de la provincia homónima. Supo ser el punto de partida del Ejército Libertador de los Andes y hoy es la puerta de entrada a las rutas vitivinícolas de una de las Grandes Capitales Mundiales del Vino. Con la Cordillera siempre en el horizonte, la ciudad es también el mojón inicial de los montañistas más exigentes del mundo.
Fundada en el siglo XVI como estación de paso para cruzar la Cordillera en el camino comercial desde el Río de La Plata hasta Santiago de Chile, se reconstruyó casi íntegramente tras el terremoto que la devastó a mediados del siglo XIX. Hermoso oasis en medio del desierto, esta es la ciudad vergel que supo caer y volver a levantarse. Fundada una vez, reconstruida otra. En el Área Fundacional, la “Mendoza Vieja” guarda las ruinas del tiempo colonial. La “Mendoza Nueva” está centrada alrededor de la Plaza Independencia y circundada por cuatro plazas menores. El Parque General San Martín es un pulmón verde de más de 500 hectáreas de arboledas y jardines y un lago inmenso que invita a contemplar la vida en su orilla. En lo alto, el Cerro de la Gloria regala una de las postales más tradicionales de la ciudad.
En las calles anchas y en las veredas relucientes, Mendoza luce orgullosa su prolija belleza. Por las acequias corre la cristalina agua de deshielo. Hoteles boutique y restós gourmet se levantan junto a tradicionales museos y novísimos centros de arte y cultura. La vida nocturna se celebra, exquisita, en los restaurantes, los bares y las vinotecas donde se degustan los mejores Malbec de la Argentina.