Si uno se cuenta entre las personas que adoran pasarse horas ojeando páginas y leyendo contratapas de libros, pasear por las ferias de usados puede ser un muy buen plan: las de Parque Rivadavia (Caballito), Plaza Italia (Palermo) y Plaza Houssey (Recoleta) son algunas de las más conocidas. Ahí se pueden encontrar miles de ejemplares y hasta cruzarse con ediciones totalmente agotadas.

Una oferta similar, que permanece hasta altas horas de la noche, son las librerías de nuevos, viejos y usados de la avenida Corrientes, donde pueden comprarse a muy bajo precio ejemplares que ya no están en venta en las tradicionales.

De día o de noche, una de las propuestas más tradicionales, que eligen muchos porteños al paso, es comer en los carritos, similares a foodtrucks, de la Costanera Norte. Allí se pueden probar los clásicos choripanes y los sándwiches de bondiola o asado, con salsas caseras, mientras se ven despegar los aviones del Aeroparque Jorge Newbery, o se observa el lento transitar de los barcos que navegan por el Río de la Plata.

Andar en bicicleta o a pie por la ciudad permitirá descubrirla desde otra perspectiva, de forma rápida, accesible, sustentable y divertida. Buenos Aires cuenta con más de 150 km de ciclovías para moverse por los barrios y, además, cuenta con eco-bicis, que pueden usarse de forma gratuita.

Producciones teatrales, ciclos de música, proyecciones de cine, seminarios y talleres de distintas disciplinas, muestras de artes visuales, espectáculos de danza, circo y malabares, son algunas de las actividades artístico-culturales 
gratuitas que pueden disfrutarse en los espacios culturales de la ciudad. Buenos Aires propone un Circuito de Espacios Culturales a través de siete sedes, pero pueden descubrirse muchos más en cada barrio de la ciudad.

Muchos porteños suelen recorrer los fines de semana los museos de la ciudad, que son muy diversos y tienen propuestas para todos los gustos, entre ellos, el Nacional de Bellas Artes (MNBA), uno de los más importantes de América Latina, por su arquitectura y el valor de su colección permanente, que exhibe obras de artistas como El Greco, Goya, Picasso y Rembrandt, entre otros.

También son dignos de conocer el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA); el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA); el Museo Evita; el Museo Fernández Blanco, de arte colonial; el Museo José Hernández, de arte 
popular argentino; el Museo Quinquela Martín; y el Palais de Glace.

Tomar un café en alguno de los bares notables es otra de las propuestas imperdibles, sobre todo en invierno. Hay bares porteños como el Tortoni y el Café de los Angelitos que fueron escenario de actividades culturales significativas y que por antigüedad, arquitectura o relevancia local, son considerados así.

Conocer y compartir charlas de café en estos bares que forman parte oficial del patrimonio cultural de la ciudad, es ritual obligado para los habitantes de la ciudad y una experiencia imperdible para los viajeros.

Otra de las propuestas, siempre que no llueva, es la de escuchar a los músicos de la popularmente conocida como Plaza Francia, pero cuyo nombre real es Plaza Intendente Alvear. Allí, todos los fines de semana, artesanos y artistas montan una feria enorme donde se encuentran pinturas, tejidos, productos en cuero y hasta tarotistas. Además, en la parte central de la plaza, en una barranca verde, diferentes músicos hacen espectáculos "a la gorra", que disfrutan cientos de personas sentadas en el pasto.

Algunos bodegones llevan más de 100 años abiertos y constituyen una cita porteña infaltable. La oferta gastronómica de Buenos Aires, distinguida como Capital Iberoamericana de la Cultura Gastronómica 2016, es variada y riquísima, y tiene en su configuración la herencia de los inmigrantes italianos y españoles. En los bodegones se comen buenos platos de pasta, pucheros pantagruélicos, algunos platos a base de mariscos y pescados e, infaltable, una selección de cortes de carne a la parrilla.

Bailar tango en una milonga es otra de las propuestas. No todos los porteños son tangueros, pero desde hace ya algunos años, el tango -que en sus orígenes fue la música del arrabal- se está extendiendo y ha sido declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Cada noche se organizan en diferentes milongas circuitos que atraen a bailarines principiantes y expertos; allí también es posible tomar clases de baile. Además, en la ciudad hay muchas tanguerías, con orquestas y bailarines en vivo.

Por último, no se puede abandonar Buenos Aires sin haber probado su excelente coctelería. De noche, la ciudad mantiene su ritmo incesante y las barras sofisticadas, con tragos de autor, distinguen a la noche porteña, sobre todo en los barrios de Palermo, Retiro y Recoleta.