La que hasta hace poco tiempo era apenas una posibilidad, empezó a concretarse en los últimos días: el exhotel Hurlingham, empezó a ser demolido.
El edificio, ubicado en el boulevard marítimo Patricio Peralta Ramos, entre Bernardo de Irigoyen y Carlos Pellegrini, fue construido a fines de la década del '30 y se lo consideraba de referencia para la arquitectura de la época. Sin embargo, el esplendor que alcanzó durante el peronismo con el auge del turismo social quedó atrás y en el verano del 2005 el edificio fue clausurado. Entonces, sólo albergaba palomas y roedores.
Los permanentes pedidos hechos por vecinos del barrio Stella Maris para que el Concejo Deliberante declarara de Interés Patrimonial el inmueble que perteneció a la Confederación de Empleados de Comercio, no fueron suficientes para salvarlo de la decadencia y el olvido.
“Por el mal estado que presentaban de las vigas, columnas y losas intimamos al propietario a que le colocara bandejas protectoras que resguardaran la seguridad, pero el deterioro continuó y autorizamos que se lo demoliera hasta la planta baja”, explicó el secretario de Planeamiento Urbano, José Luis Castorina, al ser consultado por 0223.
Según el funcionario municipal, pese a que este tipo de permisos sólo se otorgan con la presentación un anteproyecto, en este caso se accedió a autorizar la demolición “por una cuestión de seguridad y estética”. “La estructura estaba en muy malas condiciones y, de hecho, se dispuso que haya un inspector que controle permanentemente los trabajos que lleva adelante la constructora”, agregó. También afirmó que la constructora tiene como plazo el 30 de noviembre para finalizar con la obra y así evitar que el movimiento de las maquinarias pudieran interferir con la circulación de los turistas, en vísperas del verano.
Con respecto a qué destino se le dará a ese predio de 8.365 metros de un privilegiado sector de la costa marplatense, Castorina dijo que los dueños de la propiedad -familiares del ya fallecido expresidente del club Gimnasia y Esgrima La Plata, Juan José Muñoz- se comprometieron a “presentar un proyecto después de la temporada”, por lo que hasta el momento no habría mayores precisiones sobre qué se hará allí. No obstante, señaló que al ser considerado ese espacio distrito de densidad media, “se podría hacer una construcción de entre 7 y 8 pisos de altura”.
Pese a que el exhotel Hurlingham no está contemplado en la Ordenanza de Preservación Patrimonial, no debe se le debe desconocer el valor histórico que representa. La obra fue proyectada por el estudio Miglierini en 1937 y se inauguró dos años después en la manzana ubicada fente a la Playa Varese. Su primer dueño fue Martín Durruty.
De acuerdo a un informe publicado por la docente e investigadora María Isabel Fernández en el sitio de la Universidad Nacional de Mar del Plata, se puede incluir el edificio “en una corriente del racionalismo, el yacht style o 'estilo yate', de clara inspiración marinera, que tuvo sus raíces en Europa en los años '20 del siglo pasado” y que se propagó en Argentina poco después. Rasgos similares presentan La Normandina y la sede del Yatch Club Argentino, emplazados en Playa Grande.
Como lo confirma su gran volumen, constaba en su proyecto original de 300 habitaciones, 200 cocheras, un salón de importantes dimensiones y un ascensor que llegaba a la playa.
Durante el primer gobierno de Juan Perón, a raíz del fenómeno del turismo social, decenas de hoteles de lujo pasaron a manos de sindicatos. Uno de ellos fue el Hurlingham, adquirido en 1948 por la Confederación de Empleados de