El turismo es, por excelencia, un sector que se vanagloria de dar buenas noticias y, de alguna manera, esto es cierto casi en su totalidad. Aún así, es preciso entender que, como industria transversal que es, siempre se ve afectado por el contexto nacional o internacional. En este caso vamos a tocar el problema de los robos piraña a bares a restaurantes. Una moda nada simpática.

Capital Federal, en graves problemas
Por si no fuera suficiente para bares y restaurantes con los locales gastronómicos informales y los food truck, que ponen en jaque su rentabilidad debido a los pocos costos que afrontan estos últimos (o nulos, en caso de los ilegales) ahora se suma otro foco que aparta a los posibles comensales de  sus mesas. 
Durante este 2015, ya fueron denunciados alrededor de 200 asaltos a locales gastronómicos bajo esta modalidad, superando ampliamente la cantidad del año pasado. La ONG Defendamos Buenos Aires advirtió que los bares, restaurantes y locales gastronómicos afectados se ubican en distintos barrios de la ciudad pero que, en general, los más afectados son de Belgrano, Palermo, Nuñez, Almagro, Flores, Liniers y el Centro.

¡Atento! Podría pasarle a usted…
Tanto como propietarios de una entidad gastronómica como cliente de algún recinto, esta situación podría ocurrirle a cualquiera de los lectores de Mensajero Turístico.
La modalidad de estos asaltos, denominados “piraña”, implican usualmente robos en el horario diurno, con dos o más delincuentes que se presentan sobre motocicletas en la puerta del local a desvalijar. Una vez que bajan de sus vehículos, sacan a relucir sus armas, y juegan con el pánico de la gente que, por temor, entrega sus pertenencias. El accionar de los asaltantes es rápido, y se centra usualmente en locales bien concurridos, como los fast food. 
“Hace unos días cuatro chorros en dos motos llegaron hasta el local de ‘Starbucks’ de Olazábal y Avenida del Libertador y, a mano armada, robaron a todos los clientes, desde billeteras hasta tablets y teléfonos celulares. No fue el único robo que sufrieron sus clientes en el año. Incluso la propia cadena de cafeterías ha sido objeto de varios robos en el Centro, en Palermo y Almagro. Pero también locales de comida rápida y restaurantes han sido atacados hasta totalizar 199 robos violentos con delincuentes que en general llegan en una o dos motos, roban y se van”, sostuvo Javier Miglino, titular de Defendamos Buenos Aires.
La marca registrada del hurto “piraña” es el saqueo completo a sus clientes. La ecuación les cierra perfectamente a los agresores: mucha facturación en poco tiempo. Es irónico que tengan cierta predilección por los fast food, que utilizan el mismo sistema como bandera. 

Clientes “marcados”
Miglino expresó que existen fuentes judiciales que les dieron noticias, cuanto menos, desalentadoras para los gastronómicos: los robos no serían al azar, puesto que suelen materializarse a plena luz del día.  
El directivo sugirió que los clientes son elegidos premeditadamente por, aunque parezca increíble, los empleados de los establecimientos. De confirmarse esta teoría, hay un grave problema en puerta; no porque este sistema no existiera antes, sino porque son cada vez más. 
“El rol de esos empleados camuflados en los locales que son blanco de esta modalidad delictiva, es el de ‘marcar’ a clientes que utilizan tablets, notebook y smartphones de última generación, de manera tal que una vez visualizado el objetivo avisan a sus compinches que saben a quien robar en el momento justo”, abogó Miglino.

Cuidado con los extranjeros 
Así perfiló el tema Javier Miglino: “De los más de 220 detenidos en el año en Buenos Aires por motochorros, pincharruedas, ‘cerrachorros’, sicarios y narcos, el 10 por ciento han tenido que ver con delincuentes venidos de Colombia que buscan camuflarse como empleados en cafeterías, bares y otros que son parte de bandas más grandes”. 
El dirigente completó diciendo que también detuvieron a dos pasea perros de origen colombiano en Palermo y Recoleta. Según Miglino, éstos marcaban departamentos que luego fueron vaciados por sus respectivas organizaciones criminales. 
En definitiva, este es otro de los tantos males que pones en riesgo al turismo. La imagen de Buenos Aires (principal receptora de turismo internacional), se ve perjudicada con esta modalidad que, al momento, está en manos judiciales y policiales.