Un viaje de ensueño

El Tren a las Nubes es una de las atracciones turísticas más emblemáticas de la Argentina. Juan Cabrera, director Comercial de Ecotren, la firma que tiene la concesión del servicio, explicó la estrategia de la empresa para reposicionar el producto entre los operadores locales.

Salta es un destino para disfrutar todo el año, y más aún en el segundo semestre, cuando la calidez del clima se combina con la atmósfera amigable de su gente y el encanto único del paisaje norteño. Entre los numerosos atractivos que se encuentran en esta región, hay uno que resume en sí mismo todas las virtudes del destino salteño.
El Tren a las Nubes es uno de los tres ferrocarriles más altos del mundo, con 4220 metros sobre el nivel del mar en su punto máximo. Sus vías recorren 424 kilómetros, partiendo desde la estación de Salta todos los sábados a las siete de la mañana, y regresando a las diez de la noche.
La duración del viaje es de 15 horas, y tiene paradas en San Antonio de los Cobres y el Viaducto de la Polvorilla. Funciona desde marzo hasta diciembre. Los únicos meses en que no opera el servicio es en enero y febrero, por la temporada de lluvias.

Atractivo renovado
La empresa Ecotren ganó la licitación para operar el Tren a las Nubes en el 2005, y realizó la puesta en valor de todo el material rodante que le entregó en concesión la Provincia de Salta.
Los nuevos directivos aportaron elementos de gran comodidad para que el viaje sea tan acogedor como deslumbrante. Asientos de pana, texturas en madera, pisos totalmente nuevos y un sofisticado sistema de calefacción le aportan distinción al tren.
Luego de los tres años que demandó la puesta a punto, el servicio comenzó a funcionar nuevamente en agosto de 2008.
El Tren a las Nubes cuenta con diez unidades en total, de las cuales una es el coche restaurante, otra es el bar (donde se pueden consumir todo tipo de bebidas o comer algún menú liviano) y tiene un furgón de servicio donde está el departamento médico. “Están contempladas todas las comodidades que requiere un viaje de esta naturaleza”, señaló Juan Cabrera, director Comercial de la firma.
Las tarifas incluyen el desayuno y la merienda. El catering fue mejorado sustancialmente, dieciséis guías acompañan a los pasajeros, se agregaron servicios gratuitos como los dispensers de agua fría y caliente y se realiza doble pasada de café.

Al servicio del Turismo
El sistema de calefacción está proporcionado por la locomotora, pero además, el furgón de servicio cuenta con un sistema alternativo por grupo electrógeno.
El tren opera con dos locomotoras, una de ellas ubicada en la mitad del recorrido, lista para funcionar en el caso que la primera tenga algún inconveniente.
Este ferrocarril se diferencia de todos los demás porque es el único tren de altura que no utiliza cremallera, tal como lo pensó su creador, Richard Fontaine Maury, teniendo en cuenta las condiciones climáticas y geográficas del norte. Para subir las partes más empinadas, el ingeniero norteamericano diseñó un sistema de zigzag, inspirado en la forma en que las cabras suben la montaña, y uno de espiral, de la misma manera que los pájaros realizan los ascensos y descensos cuando hay demasiado viento.
Como la pendiente de subida no puede superar los 25 grados, se realizaron diferentes viaductos entre las quebradas norteñas, como el del Toro y la Polvorilla (éste último está a 4220 metros sobre el nivel del mar). Esto permite atravesar tramos de Cordillera, Valles, Puna, surcando el complejo mosaico de vegetación y el sorprendente abanico de fauna de la región. Veintinueve puentes, veintiún túneles, trece viaductos, dos rulos y dos zigzag hacen del recorrido una experiencia dinámica.

Un tren con historia
Esta es una obra de ingeniería única, cuyos orígenes se remontan a principios del siglo XX, cuando se proyectó la idea de un transporte de pasajeros que recorriera los paisajes salteños. Fue recién en 1948 cuando se terminó la obra.
En el año 1971, la empresa titular (Ferrocarril General Belgrano) decidió experimentar el uso turístico del vehículo, logrando un éxito rotundo en la respuesta de los primeros viajeros. Un año más tarde, este corredor turístico recibió el nombre de Tren a las Nubes. El rótulo nace a partir de una película documental hecha por estudiantes de la Universidad Nacional de Tucumán en la década del ‘60, quienes captaron con su cámara un viaje en el ferrocarril. Ese material fue retomado por un periodista del diario Clarín, que tituló su artículo “Tren a las Nubes”, en referencia a la fantástica panorámica que se podía apreciar desde el Viaducto de la Polvorilla, donde las nubes se confunden con el paisaje.
“Nuestro objetivo es volver a acercar a los operadores el producto Tren a las Nubes. Hay cierto desconocimiento acerca de la situación del mismo, y se trata de uno de los tres atractivos más emblemáticos de nuestro país, junto con las Cataratas del Iguazú y el Glaciar Perito Moreno”, dijo Cabrera.
El directivo explicó que no se trata de un servicio público sino de un emprendimiento privado, de empresas argentinas que realizaron un importante reposicionamiento del producto.
“El tren está pensado para todo tipo de público, tanto extranjeros como nacionales. Viajan con nosotros los bebes, los chicos, los jóvenes, los adultos y las personas de la tercera edad. Es apto para quienes les interesa la aventura como para los que disfrutan de apreciar escenarios únicos”, explicó el director Comercial de la compañía.
www.trenalasnubes.com.ar

“Estamos sumidos en un plan de calidad muy importante”